miércoles, 19 de diciembre de 2012

Luces.

Cerró los ojos con fuerza porque aquello le hacía feliz. Vislumbraba pequeñas luces de colores que bailaban caóticas y desordenadas. Imaginaba que aquello era parte de su centro de mandos en el cerebro, pequeñas personas que trabajaban sin descanso para su bienestar, por eso el movimiento, por eso el caos. 

Cerró los ojos con fuerza porque aquello le hacía feliz. Y necesitaba ese último momento de felicidad para morir con una sonrisa. Seis puñaladas parecen pocas, pero cuando te tocan a ti, parecen demasiadas. Así que mientras aquel ladrón se llevaba sus pertenencias y él se desangraba en el suelo, cerró los ojos con fuerza por última vez.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Microcuento

Y en ese momento, con la luna en lo más alto de la noche, el esqueleto bailarín que concedía deseos se le apareció a Jésica y le dijo: "A ti ni agua!"

Acto seguido, entre los sollozos de incomprensión de Jésica, desapareció para no volver nunca.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Semprencia, yo y los elefantes amarillos.

Una guerra de elefantes amarillos en medio del desierto parecía la más triste de las historias desde el balcón de París, donde veía pasar las horas, los días y a aquel pingüino que había aprendido a volar. 

Sentada allí, sin esperar nada a cambio, leí el periódico como cada mañana de cada miércoles del año. Para mi sorpresa en la portada salía mi cara, aplastada por los cincuenta libros más vendidos de 1995. Quizá si los hubiera leído en su momento, no se hubieran levantado en rebelión contra mí. 

Me trajeron el desayuno en ese instante. Aquella mañana se me había antojado desayunar con la recepcionista del hotel, una señora bastante peculiar que solía llevar puesto y breve picardías y unas lonchas de queso sobre los hombros, bastante sensual a pesar de sus noventa años y sus ciento cincuenta kilos de más. Como decía mi madre antes de emigrar cual reno volador, los antojos hay que saciarlos antes de que se vuelvan monstruos dentro del armario, así que así como recibí mi leche de hormiga y mis tostadas con limones asados, bajé a recepción a compartir mi desayuno con aquella mujer tan particular.

Tras el desayuno y una satisfactoria conversación sobre la larga guerra de los elefantes amarillos, que ya duraba tres años y medio sin descanso, me acerque a los buzones y encendí un cigarrillo. Por aquellos años el tabaco estaba prohibido así que los cigarrillos eran en realidad salmón ahumado en taquitos, que por alguna razón se habían vuelto muy populares y estaban deliciosos. Mientras fumaba mis taquitos de salmón ahumado mi teléfono móvil comenzó a sonar, dudé si coger la llamada o no al descubrir que era mi hija Semprencia quien llamaba. Hacía días que no sabía nada de ella y era mejor así, desde que había descubierto que ella era su propia abuela, las cosas en la familia estaban tensas, pero es lo que pasa cuando los viajes en el tiempo no son supervisados adecuadamente. 

Finalmente cogí la llamada. Semprencia había superado aquel trauma y estaba dispuesta a arreglar los embrollos de la familia. Como yo me encontraba en pleno centro bohemio de París, decidí que lo mejor era quedar con ella para comer en un pequeño restaurante de la ciudad vieja de Suiza. Era el punto de encuentro más adecuado, según me pareció en aquel momento, en Suiza las moscas se habían extinguido y por tanto la atención al público era muchísimo más adecuada.

Tres horas más tarde me encontré con mi pequeña en aquel restaurante, hablamos durante horas y finalmente arreglamos los problemas que había entre nosotras. Desde entonces ambas hemos formado una sociedad secreta con intención de dominar el planeta. Semprencia tiene unas ideas increíbles que sumadas a mis dotes para cualquier tipo de trabajo, nos hacen imparables. 

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Mil gracias por mil visitas

Increíble. 1000 visitas. He llegado a las mil visitas. En un solo mes han leído, mirado por encima o "clicado" por accidente en la página, más de noventa usuarios. Tengo que decirlo, estoy sorprendida, muy sorprendida a decir verdad. Hasta he pensado que había un fallo en el contador y que no eran mil sino 100 como mucho. Pero no, son mil, ni una más ni una menos.

He aquí mi duda: ¿por qué? Aquí no hay nada del otro mundo, tan solo un montón de frases de desahogo y charlas conmigo misma, cosas que suelo pensar pero no se plasmar de otra manera y un puñado de textos bastante malos. No he seguido el objetivo principal de este blog, es más, lo he cambiado por completo. He pasado de no escribir en meses a escribir cada poco, cosas sin sentido realmente. Para que engañarnos, cosas que no interesan a nadie. Convertí este blog en algo solo para mí. Y he llegado a las mil visitas.

Pensar que antes no lo leía ni yo. Me negaba a enseñar esta atrocidad de página o a recibir comentarios al respecto. No es que ahora quiera nada de eso, pero estoy más receptiva al respecto. Esta entrada es solo para agradecer esas mil visitas. Sea por accidente o a propósito, habéis entrado y me habéis dado mil visitas. Se agradece de verdad, me hace sentir que a alguien podría interesarle leer lo que escribo y hasta me da ideas para escribir historias y cosas mías raras (del tipo en el que muere gente, como en todas mis historias). 

Me alegro de haberlo hecho público. Me alegro de que alguien en particular me haya empujado a ello con sus críticas y sus comentarios, leyendo esto casi sin mi permiso. Me alegro y se lo agradezco especialmente, por darme la confianza necesaria. 

Mil gracias por mil visitas. :)

lunes, 26 de noviembre de 2012

Fines de semana, listas y consejos para una yo del futuro.

He pasado un fin de semana muy bueno. De estos que no te dejan pensar apenas, que cuando te quieres dar cuenta está acabando el domingo y no has parado en los tres días que dura (si contamos el viernes, claro). Y si, sé que no le importa un carajo a nadie lo que hice o dejé de hacer el fin de semana, así que tranquilos, no lo voy a contar aquí, porque ni viene a cuento ni me interesa ser tan detallista con mi vida privada en un blog público. Que esto es como un diario, lo que no significa que vayáis a conocer toda mi vida de la raíz a las puntas así como si nada.

Como decía, se ha tratado de un fin de semana bastante completito. A pesar de que no he hecho todo lo que me gustaría ni he pasado absolutamente todas las horas ocupadas, puedo decir que ha estado muy bien. Sobre todo por aquello de haber tenido vida social, obviamente. Llegados a este punto me felicito a mi misma por haber sido capaz hasta ahora de hacer caso a mi lista de propósitos. Sí, soy de ese tipo de personas a las que les encanta hacer listas de todo.

Cuando me propuse ser más positiva y cambiar ciertas cosas de mí que me estaban volviendo una vieja amargada lleve a cabo ciertos pequeños cambios, cosas en las que no voy a entrar ahora porque ya fueron explicadas en alguna entrada previa a esta. Entre estos pequeños detalles un día me dio por hacer una maravillosa lista a la que titulé: "Propósitos para un futuro no tan lejano y un presente bastante cercano". La lista se compone de diez propósitos y "mandamientos". Tan solo un ejercicio más de esta asignatura llamada "Aprendiz de Persona" (menudo juego de palabras ¡eh!).

Haciendo caso a los puntos de esta lista se supone que consigo unos hábitos de vida más positivos (o al menos mejores y más alegres en lo que a una opinión personal se refiere). No voy a publicar aquí la lista porque la considero algo bastante personal y, aunque estoy segura de que quiero abrirme más al resto del universo y dejar de ser un muro, no creo que este sea el lugar adecuado para ello. Pero sí puedo decir que en general esos propósitos se refieren un poco a dejarme llevar más y eso es lo que he hecho este fin de semana. Me he dejado llevar y puedo decir que ha valido la pena con creces. Desde bajar con gente con la que no suelo bajar yo sola, hasta estar rodeada de desconocidos en una fiesta, pasando por ser más espontánea, impulsiva y habladora (hasta he contado chistes en público a gente que acababa de conocer).

Así que solo tengo una cosa más que decir: Felicidades Pilar, vas por buen camino, no te desvíes ni te distraigas. 

[CHISTACO: ¿Qué es una endoscopia? Es el acto de estudiar para todos los exámenes menos para dos.
Si no lo has entendido no te preocupes. Piénsalo, medítalo y ya te reirás cuando sea ;)]

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Desear, fantasear y soñar

Cierro los ojos. Solo el silencio a mi alrededor. Mi cabeza empieza a fluir con rapidez, pero se para en algunos acontecimientos. Los recuerdos van y vienen, las ideas se hacen un nudo entre sí, las opiniones discuten entre ellas y mis pensamientos vagan de un lado a otro sin rumbo. Todo parece quieto, tranquilo, pero el movimiento, el caos, es continuo.

Algunas palabras gritan más que otras. Antes las que más conseguían llamar la atención eran las malas, las absurdas, esas que me hacían pensar hasta explotar. Ahora no. Los buenos recuerdos, los pensamientos que me hacen sonreír, las ideas productivas... Todo se agolpa, pero sin enmarañarse. Me centro en lo positivo, o lo intento al menos. Es lo que necesito. Esos recuerdos que me provocan unas ganas incontrolables de repetir acontecimientos, pequeños actos que para mí significan más de lo que podría parecer. Los quiero a mi lado, los necesito. 

Quiero ese beso, ese abrazo, esa caricia, esas palabras. Quiero ese exótico sabor, esos colores nuevos en la comida, ese olor a "recién salido del horno". Quiero ese juego, esas cosquillas, ese vídeo con una preview de mi serie favorita. Quiero tomar té a las dos de la madrugada y bailar toda la noche con un desconocido. Quiero pasear por la playa por la noche y morirme de frío mirando el mar, quiero tocar la arena con mis pies descalzos y hundir los dedos sintiendo cada grano, piedra y concha. Quiero el viento en la cara, quiero tropezar de una forma estúpida y reírme por ello, quiero escribir frases ingeniosas, graciosas y divertidas. Quiero ver esas películas que he visto miles de millones de veces, quiero repetir sus diálogos, bailar sus canciones, llorar otra vez, comer chocolate, tararear la banda sonora y sonreír al ver el beso final. Quiero una merienda suculenta con galletas, leche, cacao, pan, queso y cualquier cosa que haga que mi paladar monte una fiesta a las seis de la tarde. Quiero llorar de la risa por algún chiste horriblemente malo. Quiero.

Menos pensar y más actuar, dicen. Eso es lo que me falta, la capacidad para actuar. Pero estoy en ello. Alejando el miedo y la vergüenza y aferrándome realmente a todo eso que quiero y a más cosas que querré. Desear, fantasear y soñar es algo nuevo para mí. Solo debo escuchar, sonreír y llevarlo a cabo. Solo debo actuar.

lunes, 19 de noviembre de 2012

De como ser positiva y no morir en el intento

He decidido ser más positiva. ¿Por qué? Pues porque soy una amargada, porque no quiero acabar con  depresión crónica, porque es más sano y mi sistema inmunológico lo agradecerá, porque sí, porque estoy cansada de sentirme mal sin razón. Porque lo necesito. 

Que sepáis que para una persona como yo, acostumbrada a pensar mal de todo, a ser pesimista y a no ver nunca nada bueno; una actitud así es difícil de conseguir, pero como dice la hija de Punset, "no es magia, es inteligencia emocional" y puedo entrenar a mi cerebro para ser más positivo. Así que he puesto en marcha una campaña contra mi pesimismo profundo con intención de transformarlo por completo. He hecho lo típico, buscar en google consejos para ser más positivo. Patético, lo sé. Pero muy eficaz también. No llevaré ninguna de las cosas que he leído a cabo, pero al menos he empezado por buscar algo, ¿no?

De principio hago cosas básicas que antes no hacía. Desayuno todos los días, y si no me da tiempo me llevo un bollito o dos para comer por el camino. Digo buenos días al despertarme, aunque no haya nadie que me escuche decirlo. He dejado un poco de lado el ordenador para salir más y tener más vida social, lo que viene siendo relacionarme con el mundo real más a menudo. He empezado a hablar más las cosas, a contar lo que hay en mi cabeza, que es todo muy turbio. ¡Hasta he empezado una especie de proyecto escribiendo! No es que vaya a publicar nada, pero me mantiene activa y con ideas nuevas. Las técnicas de relajación han vuelto a mis noches porque sin ellas no soy capaz de dormir, demasiadas ideas y pensamientos en mi centro de mandos.

Lo sé, no es nada del otro mundo. La mayoría de las cosas son normales para todo el mundo, pero no lo son para mí. Llevaba sin desayunar cada día antes de ir a clase desde tercero de la ESO, y la verdad es que me despierta y me deja de buen humor hacerlo. He recuperado algo de apetito, cosa que había perdido hace más tiempo del que puedo recordar. Tengo ideas para escribir cosas, lo cual me resulta fascinante. Y con la gracia de que hablo más y cuento más cosas, hasta me resulta menos extraño comunicarme y tener un contacto (físico o no) con otras personas. ¡Quizá hasta me convierto en una persona y todo!

No necesito que nadie apruebe estos cambios. Sé que eran necesarios. Mi salud lo pedía a gritos y mis relaciones personales empezaban a reclamarlo con más ansias de las que pueda imaginarlo. Yo lo necesitaba, hacía mucho que no me sentía tan a gusto conmigo misma (creo que hasta me veo guapa a veces, increíble). Así que no escribo esto aquí para que me digan "¡bien hecho! ¡sigue así!", escribo esto aquí porque este blog fue titulado en su día como "Aprendiz de persona", lo he convertido en una especie de diario público alejándome deliberadamente de mis objetivos principales, y creo que es justo plasmar así una parte más de mi evolución como pseudopersona que pretende algún día ser la persona que siempre ha deseado ser. Nada más y nada menos.

martes, 30 de octubre de 2012

No pasa nada

Estaba bastante oscuro para ser las seis de la tarde y el frío había congelado mis manos y tu nariz, se notaba que estaba llegando el invierno. Caminabas a mi lado con la misma tranquilidad de siempre, me rozaste la mano en algún momento como reclamando que la cogiese con fuerza, pero no lo hice. Hablabas y me contabas lo que te había pasado en el trabajo durante la semana, intentabas incluirme contándome anécdotas de gente que conocí contigo, pero yo no me mostré interesada. Me mirabas y sonreías en cada pausa esperando que reaccionara de la misma manera, esperando esa mágica complicidad que tanto nos caracterizaba, pero seguí mirando al frente. Me acariciaste la mejilla y me apartaste el pelo de la cara de la forma más dulce que cualquiera pudiera imaginar y yo bajé la mirada.

Pasaron varias semanas y siempre era lo mismo. Daba igual lo que estuviéramos haciendo o dónde nos halláramos, yo siempre respondía igual. Empezaste a preocuparte, si hubiera sido al revés yo también me habría preocupado por ti, no soportaría verte así. Quisiste saber que sucedía y tuvimos una larga conversación, aunque lo más correcto sería decir que fue un monólogo teniendo en cuenta que no dije ni una palabra hasta después de una hora escuchando tu punto de vista. Dejaste de hablar y me miraste impaciente, buscando la respuesta que necesitabas desde hacía ya un par de meses. Cuando por fin decidí hablar solo pronuncié tres palabras que te volvieron loco, tres palabras que no debí pronunciar nunca: "No pasa nada".

A partir de aquí la historia se me torna confusa, algo borrosa quizá. Te recuerdo abriendo los ojos como platos, como quien ve una rata en medio de su cama momentos antes de acostarse. Te recuerdo negando con la cabeza dejando la mirada perdida, no entendiendo mi actitud, mi forma de actuar, mi respuesta. Te recuerdo dando vueltas por la habitación, nervioso, gritando incoherencias sobre que llevabas tiempo preocupado, sobre que te mentía, sobre que no estaba siendo justa. Te recuerdo frenando en seco delante de mí y luego no recuerdo nada. Hay un hueco en ese momento, no soy capaz de reconstruir los hechos.

La siguiente imagen que viene a mi mente tras esto es un poco extraña. Estaba yo y estabas tú. Me mirabas perplejo agachado a mi lado. Rozabas mi mano. Me acariciabas la cara. Me sonreías. Me hablabas de banalidades que no tenían nada que ver con lo que había pasado antes. Sonaba el tic-tac del reloj de la estantería del salón a la par que tus latidos. Se te veía tan tranquilo y en paz. Te vi ponerte en pie y, aunque no pude verte la cara, recuerdo esa mirada cariñosa reflejada en mi sangre. Lo más raro de estar muerta es la sensación de verme como si estuviera fuera de mí, como si fuera otra persona, diría que es hasta fascinante.

Después de eso no recuerdo nada más. No vi nada más, no te vi hacer otra cosa. Mi última imagen de ti es bastante dulce, parecías cuidar mi cuerpo inerte como si estuviera viva. Mi última imagen de mí, en cambio, es bastante más desagradable, seguramente sea por el agujero de mi cráneo y la sangre que manchaba tus zapatos. Lo único que lamento es que no hubieras hablado conmigo antes, mi respuesta habría sido la misma pero seguramente la tuya habría sido menos violenta.

martes, 23 de octubre de 2012

Vacío

Anduvieron juntos todo el día por toda la ciudad sin decirse una palabra, sin cruzar una mirada. Al cabo de la noche él se sentó lentamente frente a la playa y ella hizo lo mismo, en silencio. Él, sin sacar la vista del horizonte le dijo: "Creo que empiezo a acostumbrarme a estar contigo, eso es lo peor de todo". Y mientras a él le caía una lágrima por la mejilla, la Soledad contestó: "Suele ser lo habitual cuando pasas tanto tiempo a mi lado".

domingo, 21 de octubre de 2012

Mis 10 nuncas

  1. Nunca me han regalado flores.
  2. Nunca me siento completamente integrada en ningún sitio, siempre me siento fuera de lugar.
  3. Nunca he tenido una buena orientación, me pierdo con una facilidad abrumadora.
  4. Nunca he visto "Lo que el viento se llevó".
  5. Nunca me he enamorado.
  6. Nunca dejaré de engañarme a mi misma, es demasiado sencillo.
  7. Nunca admitiré creer en el amor.
  8. Nunca espero nada de nadie, así nadie te engaña.
  9. Nunca me han robado un beso.
  10. Nunca he sido LA chica de nadie.

domingo, 14 de octubre de 2012

El karma.

Tengo la firme teoría de que algo va mal conmigo. Existe algún tipo de problema psicológico o neurológico en mi que hace que cada vez que no tengo ninguna preocupación o que cada vez que las cosas van bien, a mi se me plantee la extraña posibilidad de que en realidad todo vaya mal y yo aun no lo haya descubierto, no lo vea o no sea consciente de ello. 

Quiero decir, cada poco tiempo se da la suerte (por llamarlo de alguna manera) de que no me preocupo prácticamente por nada, es decir, que no tengo problemas reales. Me encuentro yendo a clase, haciendo solo lo justo como para sentirme responsable, jugando, viendo series, hablando con mis amigos, saliendo (aunque sea poco), viendo a quien me suele apetecer ver... Lo normal, sin problemas, sin trabas, sin nada que me haga sentir mal. Y cuando empiezo a ser consciente de esta "suerte" mi cerebro crea conexiones que me indican que en realidad algo va mal, en realidad hay un problema, hay algo que se estropeará o que se está estropeando sin que lo vea. Es como si fuera incapaz de estar bien.

Estoy tan acostumbrada a pensar que las cosas malas son más que las buenas y que las buenas siempre esconden algo, que al final estoy siempre a la defensiva. No hay cosa buena a la que le busque el punto malo, y si no lo encuentro me vuelvo loca pensando "ya aparecerá, siempre aparece, siempre hay algo malo". La quinta pata al gato. Suelo estar convencida de la existencia del Karma, lo cual implica que cada mala acción atrae una consecuencia mala para quien la lleva a cabo, y que cada buena acción atrae buenas consecuencias de la misma manera. Es decir, si eres bueno, te pasan cosas buenas, si eres malo, te pasan cosas malas. Es una cuestión de equilibrio en el sentido de la humanidad, el destino o lo que sea que exista. Siempre que hay algo bueno, hay algo malo. Y siempre que hay algo malo, hay algo bueno. Tiene que ser así, una cosa no puede existir sin la otra. Hasta ahí, entendido. El yin y el yan, el equilibrio, el karma.

Pues ahí estamos. No creo ser mala persona, pero sé que no soy buena persona tampoco. Como comprenderéis no soy fan de los extremos, así que me gusta eso de estar en el medio, lo malo es que como sé que no siempre actúo bien, también sé que el karma deberá castigarme de vez en cuando. Lo cierto es que tampoco actúo tan mal como para ser considerada un punto de castigo, pero es lo que toca, el equilibrio debe mantenerse, es obvio. En resumen, de vez en cuando el karma debe actuar en mi contra. No digo que vaya predispuesta a pensar que alguna fuerza del universo quiere acabar conmigo siempre, pero si que estoy constantemente a la defensiva. Quizá no sea por lo del karma en particular, lo más seguro es que lo del karma solo esté usándolo como excusa para intentar entender esta tara que me persigue. Pero es lo que hay, es lo que me pasa.

Así que eso es lo siento. Eso es lo que me pasa. Cuando consigo simplificar las cosas hasta sentirme bien y soy consciente de que me siento bien, me vuelvo loca pensando en lo que podría estar mal sin que yo lo note. ¿Cómo se supone que debo lidiar con esto? Osea, se supone que cuando las cosas van bien tengo que disfrutarlo, tengo que estar a gusto y desear que no acabe nunca, y sin embargo me encuentro a la defensiva pensando que hay un motivo escondido para todo y deseando que se destape la maraña de una vez por todas para poder saber que es lo que iba mal. No se si es curiosidad malsana o masoquismo absoluto, pero no es bueno, eso está claro.

Pensándolo y escribiéndolo me doy cuenta que quizá también sea esa la razón de mi ansiedad y mi nerviosismo crónico. Lo que sigo sin saber encajar es esa sensación que me ataca de vez en cuando, sobre todo cuando mas nerviosa o ansiosa estoy sin motivo. Esa sensación de que algo va a suceder y no sé lo que es, y que no tiene que ser algo malo en si mismo, es posible que sea algo bueno, pero no sé lo que es. Y por si normalmente no estuviera a la defensiva y con ansiedad, esa sensación me ataca de vez en cuando para probarme.

Nunca sabré lidiar conmigo misma y creo que nadie lo sabrá hacer tampoco. Estoy convencida de que en realidad estoy hecha para acabar sola sin entenderme a mi misma y sin que nadie me entienda tampoco. El día que pueda asumir que un momento de paz no tiene por que ser un momento malo disfrazado... ese día será fantástico, os lo aseguro.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Cosas.

¿Cómo puedes no saber lo que deseas?
¿Cómo puedes no saber con qué fantaseas?
Algo habrá que quieras de verdad.
¿Qué harás cuando acabes esa carrera sin futuro?
Deberías ser profesora. No quiero. Pues deberías.
Arregla tu vida de una vez.
No te entiendes ni tu misma y así los demás tampoco podemos entenderte.
Eres rara. Y muy complicada.
No soy más complicada que cualquier otra persona. Nada es simple.
Quiero besarte.
Acaríciame la espalda, los brazos, las piernas.
¿Qué es lo que no entiendes ahora?
Las relaciones largas son absurdas.
La gente se abandona entre si. Eso no va a cambiar nunca.
Tus pupilas se dilatan mucho cuando me miras así.
Eres un auténtico robot.
Necesitas encontrar un hobby.
Me gusta pedir deseos a las estrellas que más brillen. Aunque sé que es una tontería infantil.
Eres como una niña (madura de una vez).
Hoy estás horrible, no te vuelvas a acercar a un espejo.
Cometes siempre el error de fiarte de los demás antes que de mi. Créeme lo que te digo.
Todo es relativo. Todo pasa por alguna razón. Es el karma.
La vergüenza es tu problema y solo tú puedes solucionarlo.
Tengo miedo de quedarme sola.
No sé querer a alguien.
Cuídame. Necesito sentir que nada me sucederá contigo a mi lado.
Si no tienes ordenada tu habitación, ¿cómo pretendes tener ordenada tu vida?
No eres una más. Pues yo lo siento así, a veces. Pero no lo eres.
Ninakupenda (suajili).
Contigo es distinto. Siempre lo ha sido. 
Eres desesperante.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Mi libreta

Hace tantísimo que no escribo realmente. No escribir como cuando pongo alguna cosa aquí. Escribir como hacía antes, que cogía mi libreta de debajo de la cama y allí recogía todo lo que se me pasaba la cabeza. Descargaba todo en esas hojas y me quedaba tranquila hasta el infinito. Era como vaciar mis recuerdos en el pensadero de Harry Potter, con la diferencia de que no dejaba solo recuerdos y de que se trataba de mi bolígrafo y mi libreta.

Pero hace mucho que no lo hago. Y no porque no quiera, es que no soy capaz. O pierdo facultades o algo pasa. Demasiadas ideas, pensamientos, recuerdos buenos y malos, conclusiones precipitadas, demasiadas imágenes, demasiado de todo. Y no encuentro la forma de plasmarlo todo, no sé ni como empezar. Me cuesta ordenar mis ideas o averiguar como escribirlas. Es tanto que me abrumo a mi misma y al final me veo delante de un folio en blanco de esa libreta, con un bolígrafo en la mano, observando las líneas como quien observa  el vacío. Y mi cabeza empieza a murmurar cosas, todas a la vez, sin pausas, sin descansos, sin dejarme aclararme. Me cuesta oír una sola de las ideas, porque una va acompañada de la siguiente. No puedo aislarlas para oírlas adecuadamente. 

Es muy difícil seguir así. Tengo tanto en la cabeza... Sé que tengo que coger de a una cosa a la vez para ir atando cabos de forma firme y segura. Sé que debo relajarme para aclararme y para que mi espalda y mi ansiedad se tranquilicen. Al final se arreglará y ordenará todo, lo sé. Pero hasta entonces me siento un poco perdida en mi misma. Es hora de volver a coger la libreta. Es hora de organizar mi cabeza en busca de un final, sea del tipo que sea.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Eres un cobarde

Nunca te has parado a pensar en ello. Nunca has sentido la necesidad de hacerlo, de reconocer que en el fondo de tu interior lo sabes... o al menos lo intuyes. Nunca te lo has planteado realmente, aunque una parte de ti te susurrara que debías tomártelo en serio. Hasta que lo piensas, lo reconoces, te lo planteas.

Llega el momento. Te posicionas frente a un enorme espejo, te miras a los ojos como nunca lo habías hecho. No observas tus imperfecciones, tu pelo despeinado, tus ojos irritados o tus puntos negros. Te observas a ti mismo, en lo mas profundo de esas pupilas dilatadas. Y no ves nada. No sientes nada. Te sientes incomodo,  violento, absurdamente desquiciado por tu propia presencia. Ya no eres capaz de pasar ni diez segundos a solas contigo mismo sin sentir ese odio quemándote en las entrañas.

¿Qué pasa? Ya no es lo mismo que hace unos años atrás. Tu apariencia ha cambiado, tu interior está vacío y no sabes exactamente en que momento se formaron las telarañas que ocupan el lugar que antes ocupabas tu. Hace años que las cosas han dejado de ser como eran. Hace años que eres consciente de la rutina, la amargura, la falta de ganas de vivir. Ahora todo te da igual, ahora ya nada te parece real. 

Antes eras tu o el mundo. Luchabas por sobrevivir en una selva donde todo el mundo se aplasta entre sí como si de una plaga de hormigas se tratase. Te preocupabas por salir adelante, por superar los obstáculos y saltar las barreras. Te molestabas por intentar hacer de tu vida algo valioso. Te importaba ser quien eras sin más. De repente no luchas, no te preocupas, no te molestas ni te importas a ti mismo. Todo es igual, rutinario, cansado. ¿Cuándo llegaste a ese punto de no retorno? ¿Cuando te diste cuenta de que tu vida era una soberana mierda?

Es la hora. Te toca actuar, hacer algo, mover ficha. Llevas demasiado tiempo en "stand by" y es el momento de hacerlo. Y ahí estás, mirándote a ti mismo en aquel espejo. Solo, como siempre. Desnudo pese al frío de un pleno invierno muy inoportuno. Respirando con furia. Odiándote a ti mismo porque ahora eres consciente de lo que eres. Porque ahora sabes que no vales nada, que dejaste de esforzarte por vivir, que te convertiste en un simple muñeco de plástico. Demasiada rabia, demasiado odio, demasiada oscuridad dentro de ti. 

Hay muchas opciones, muchas soluciones, muchas formas de moverte para cambiarlo. Pero eres un cobarde. Y desde hace tiempo sabes que debes hacerlo, que es necesario y que debe ser eficaz. Ya no hay vuelta atrás, porque aunque sigas pensándolo, llevas meses decidido a hacerlo. Llevas media hora frente al espejo y tras reflexionar ese tiempo, tras verte desnudo tanto tiempo, coges esa maravillosa escopeta que te ha regalado tu abuelo hace ya algunos años. Aquella preciosa antigüedad se adapta perfectamente a tu mano, tus dedos la acarician como hace tiempo que no acarician a ninguna mujer. Te sientas en la pequeña silla del lavabo. Respiras llenando de oxígeno tus pulmones, saboreando cada gota de aire. El cañón de la escopeta esta frío, es un sabor metálico que tu lengua no sabía que iba a probar. Ya casi está. Solo falta apretar el gatillo y... ¡BOOM!

Tu cerebro se reparte por toda la pared del lavabo. Los azulejos blancos se han vuelto rojos y un líquido espeso recorre las juntas. ¿Sabes lo mejor de todo esto? No tendrás que limpiar tu propio estropicio.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Tiempo de pensar


Conocerme es difícil. No me dejo conocer. No creo que nadie me conozca de verdad. Y es culpa mía. Desde que empece a pensar que todo y todos son prescindibles, lo tome al pie de la letra conmigo misma. No creo que merezca la pena que nadie me conozca porque al fin y al cabo todo acaba, todo pasa, la gente te olvida, cambia y al final te conviertes en algo que paso una vez. No soporto pensar que habré pasado tiempo conociendo a alguien y dejándome conocer para que luego pasen a otra cosa, como si nunca hubiera pasado nada. Y eso en el mejor de los casos porque, amigo mio, el ser humano es despreciable, lo que implica que cuando no te abandonan te hacen daño. 

miércoles, 29 de agosto de 2012

Hoy...

... Diez cosas que me encantarían:


  1. Viajar a los lugares más recónditos del mundo.
  2. Ser "esa" chica. (Si si, esa chica que siempre será la chica, esa que siempre está en su cabeza.)
  3. Ser sorprendida alguna vez.
  4. Tener poder de decisión. Y también tener el poder suficiente para hacerme valer.
  5. Que me hagan sentir lo más especial de este universo.
  6. Perder la vergüenza.
  7. Tener tiempo cuando lo necesito y saber ocuparlo cuando me sobra.
  8. Creer que hay algo más allá de la atracción física.
  9. No perder nunca mi imaginación ni mis chorradas de niña pequeña.
  10. Nunca... Jamás dejar atrás quien soy y aquello en lo que me convertí.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Hoy...

... Diez cosas que suelo pensar:


  1. "¿Y si en lugar de cruzar este puente salto desde lo más alto y me mato?" (Y lo pienso como una posibilidad viable, pura curiosidad).
  2. "Voy a coger el primer autobús (de larga distancia) que vea y bajarme en la última parada."
  3. "Acabaré rapándome al cero..."
  4. "Hoy violo a alguien y luego alego enajenación mental provocada por las hormonas."
  5. "Si tuviera un accidente seguro que nadie se pasaba por el hospital." (Acto seguido imagino el tipo de accidente y como estaría en el hospital).
  6. "Si fuera invisible podría ser un gran supervillano..."
  7. "Merezco un buen par de ostias desde hace ya bastante tiempo."
  8. "Hay que matar gente." (Pensamiento inducido tras un magnífico monólogo).
  9. "Tampoco estoy tan mal... Si es que en el fondo soy la chica perfecta... O no..."
  10. "Tu. Yo. Sexo. Ya."

sábado, 18 de agosto de 2012

Hoy...

... Diez confesiones:


  1. Confieso que me avergüenzo del 90% de mi cuerpo.
  2. Confieso que me autoengaño a menudo.
  3. Confieso que siempre que duermo fuera de casa me despierto de mejor humor y más rápido.
  4. Confieso que me gusta meterme en sitios pequeños para quedarme escondida.
  5. Confieso que tengo varios cedés originales de Chayanne y que de pequeña y hasta hace unos años me gustaba mucho.
  6. Confieso que nunca tuve un sueño que cumplir.
  7. Confieso que tengo miedo a muchas cosas, entre ellas al compromiso, a la oscuridad y a que me entierren viva.
  8. Confieso que lloro y me emociono con mucha facilidad.
  9. Confieso que le doy más vueltas a las cosas de lo que se merecen.
  10. Confieso que siempre tomo una cucharada de cacao como extra después de ponerle a la leche.

martes, 14 de agosto de 2012

Hoy...

... Diez cosas que no soporto:


  1. Que me pregunten mil veces lo mismo cuando ya he contestado o no quiero hacerlo.
  2. Que me interrumpan cuando estoy diciendo algo.
  3. Esas manchitas que se quedan pegadas y te pasas media vida rascando para que se vayan.
  4. Los ruidos.
  5. Que me toquen los pies, la nariz o la barriga.
  6. La gente que cree conocerme cuando no se acercan ni en lo más mínimo.
  7. Las arañas.
  8. El viento.
  9. Que se burlen de todo, absolutamente todo, lo que a mi se refiere y me rodea.
  10. Yo.

sábado, 11 de agosto de 2012

Hoy...

... diez pequeñas cosas que me resultan placenteras:



  1. Tocarme la yema de los dedos de los pies.
  2. Acariciarme la nariz y el contorno de los ojos.
  3. Oler la lluvia, los libros, el alcohol puro, la gasolina, los rotuladores y las colonias/desodorantes de hombre.
  4. Acariciar los lomos de los libros y las portadas con zonas en relieve.
  5. Ir con la bici cuesta abajo.
  6. Mirarme en cualquier espejo poniendo caras raras.
  7. Hacer pis después de mucho tiempo aguantando.
  8. Escuchar una canción que me haga bailar de forma espontánea.
  9. Acostarme en una cama con sábanas nuevas.
  10. Hacer ruiditos raros cuando creo que nadie me oye.

martes, 31 de julio de 2012

La mañana del resto de su vida.

La veía con otros ojos desde aquella mañana de verano en que despertamos juntos, uno al lado del otro, respirando nuestros aromas, mezclando nuestros alientos. La noche anterior había sido una locura y creo que ni siquiera llego a recordar cómo llegamos a aquel maravilloso punto de paz, pero así era, habíamos pasado una noche maravillosa e inolvidable.

Desperté antes que ella. Pretendía preparar un desayuno decente para darle un buen despertar, pero la verdad es que se me fue el santo al cielo. Aluciné al abrir los ojos y ver que seguía allí, lo que me sorprendía no era el hecho de que no se hubiera ido a la madrugada, sino el hecho de que no lo había soñado, aquello había pasado. No podía dejar de mirarla, observarla admirado. Suena quizá un poco a acosador de película, pero si la conocierais podríais entenderlo. Es simplemente asombrosa.

Me pasé más de media hora tumbado a su lado viéndola respirar con pausa y con un ritmo muy particular. Sus largas pestañas negras delineaban la forma de sus ojos cerrados. Inspiraba paz con solo sentirla dormir. Tenía los labios entreabiertos, húmedos y rosados, siempre tan apetecibles, siempre tan finos pero carnosos, saboreables. Cualquiera diría que estaba despeinada, sin embargo yo la veía salvaje y pasional, con parte del pelo cruzando sus preciosas y frágiles facciones. Aquella suave palidez tan particular de su piel me tenía deslumbrado, la hacía aun mas hermosa con las primeras luces de la mañana reflejándose en ella. Estaba destapada... y desnuda. No parecía tener frío y yo no pensaba taparla si no era así, me negaba a privarme de esa increíble visión, esas curvas, esa suavidad, esas dos pecas en el vientre que me tenían hipnotizado.

La observaba y no podía evitar recordar la noche anterior. Me estremecía de solo pensar en cómo mis manos habían recorrido su cuerpo lentamente, formando un mapa de cada centímetro de su piel en mi memoria. Recordar como mi lengua había saboreado sus pequeños y deliciosos pechos me agitaba. Y no pude evitar sentir un fuerte calor cuando vino a mi memoria su imagen pidiéndome más. Definitivamente la pasión había podido con nosotros la pasada noche y por la mañana no se olía arrepentimiento alguno en la habitación. Por la mañana todo era mejor, nuestro instinto había ganado a la razón. Ahora solo debíamos seguir adelante con todo, enfrentándonos juntos a todo, caminando uno junto al otro por el mismo camino hasta el final.

- Buenos días - dijo ella y abrió los ojos lentamente con una amplia sonrisa.
- Buenos días - contesté y quise darle la bienvenida al resto de su vida, pero no lo hice, no debía precipitarme.

miércoles, 25 de julio de 2012

Pies en aterrizaje.

Hoy voy a plantar mis pies en el suelo, bien firmes. Hoy no me va a mover el viento, no me va a hacer caer la tormenta. Hoy me voy a demostrar que valgo algo más.

Siempre detrás, dejando pasar a los demás. Dejándome a mi misma a un lado, perjudicándome si eso hace falta para que otro esté bien. Sumisa, callada y dispuesta. ¡Pues no me da la gana! Me he cabreado... Y me cabrea más que sea culpa mía por dejarme pisar siempre, que el hecho en si mismo. Me jode profundamente que no se me tome en serio nunca y todo porque no dejo que lo hagan, porque me tomo todo a la ligera y me río de todo, incluso de mi misma, lo cual da pie a que lo hagan todos los que me rodean, está claro. Pero, ¿y si no quiero que esto siga así? ¿y si me da la gana ser alguien más, no ser solo aquella de la que se ríen sin más? Es mi decisión. Me gusta ser como soy, pero no sé pararlo. Necesito alejarme de mi misma a veces para hacerme valer. Y hoy me voy a hacer valer. 

Merezco algo bueno, decente. Merezco ser el primer plato y no el segundo, el tercero, el postre o la decepcionante vuelta a casa después de una gran noche. Merezco ser importante de verdad, ser esa por quien se deja todo de lado, ser la musa de alguien, ser "ella". Pero de lo que creo que merezco a lo que merezco de verdad, parece haber un abismo profundo, oscuro y eterno.

No puedo permitir que siga así. Los puntos sobre las ies y las ies en su lugar. Hay que dejar las cosas claras, sencillas y en bandeja, porque parece que es la única forma de que se entienda. ¿Por qué llegar al punto de cabreo e impotencia para darme cuenta de esto? No lo sé... Pero aquí estoy, pensando como decir las cosas sin llegar a la histeria. Mi límite está cerca y sabiendo como me pongo llegado ese límite, creo que no debo sobrepasarlo.

Bueno... con un poco de suerte haré las cosas sin cagarla. Confianza, fuerza y seguridad, la suerte está sobrevalorada, pero no me vendría nada mal un poco.

viernes, 20 de julio de 2012

Un mal día


Hoy me he pasado gran parte del día tumbada en la cama, mirando al ordenador, sin ver. Cuando he decidido levantarme me he enterado de que he suspendido las dos asignaturas a las que me presenté en Julio, y si, lo primero que pensé fue: "Debo de estar volviéndome idiota". Una persona normal piensa que el profesor es idiota, que le suspendieron, que puedo reclamar nota... Yo no, yo me planteo mi coeficiente intelectual y me considero a mi misma la peor mierda del universo. ¿Dónde está mi autoestima cuando la necesito? 

Escuchar a los demás intentando animarme, pero sin oír. Se convierte todo en un murmullo. Las intenciones de hacerme reír, los ánimos, las bromas, los piropos... todo. Hoy todo eso es un ruido a mi alrededor. Un murmullo persistente, que no me molesta, pero tampoco surte efecto. ¿Qué necesito entonces?

Ahora mismo soy un cóctel. No sé si es tristeza, sensación de estar perdida, encierro, cansancio, bipolaridad, ansiedad... No sé que es. Pero me perturba. Se ha estado alimentando desde hace varios días y ahora lo empiezo a notar, lo empiezo a sentir crecer. Es como si una bola intentara expandirse dentro de mi, no hay espacio suficiente, pero lo sigue intentando, sigue forzando esa expansión. Provoca una presión en el pecho, incomodidad, aceleración del corazón, temblores, apatía absoluta... Bueno, esto último no es exacto, paso de la apatía al cabreo por todo y a la tristeza sin motivo en poco tiempo. Debo decir que prefiero la apatía a la susceptibilidad. Me hace parecer fría, pero al menos la controlo. De todos modos, ¿qué es?

Tal vez, y solo tal vez, sea acumulación. Mis vías de escape se agotan. Y las vías que deseo tener más seguido a mi lado, están desaparecidas. Eso no ayuda y yo no puedo hacer nada por evitarlo tampoco. Tengo que explotar, tengo que descargar, tengo que... ¿Qué estoy haciendo?

miércoles, 11 de julio de 2012

Entre Sabinas anda la cosa...


Escuchaba esta maravillosa canción del maestro de los maestros hace unos segundos. La escuchaba como siempre, cantándola a grito pelado como si me fuera la vida en ello. Pero hoy cuando ha sonado ya por tercera vez (cabe decir que es de mis canciones favoritas) me ha venido a la cabeza una frase, solo una frase que me ha hecho abrir el blog y ponerme a escribir. 

-No quiero llegar a los sesenta y largos y pensar "quién me ha robado el mes de abril?"-

Soy una cobarde, lo he sido siempre, en algunas cosas más que en otras. Pero de un tiempo a esta parte es como si el miedo me atara por completo casi siempre. Cuando menos miedo debería tener, más me acojono. La pasión se me escapa por la boca y acabo perdiendo hasta vitalidad, por decirlo así. Y si por culpa de esta actitud tan de avestruz acabo llegando a una edad en la que pienso "quién me ha robado el mes de abril?".

No quiero que eso suceda. Creo que en momentos como este es cuando pienso que debo cambiar de verdad. Creo que es ahora cuando debo hacerlo, ahora que lo pienso y lo tengo claro. Ahora que Sabina me ha vuelto a enseñar lo que no quiero que me suceda. Ahora que quiero vivir mi tan preciado abril.

lunes, 2 de julio de 2012

Diario de una niña de diez años.

Y aquí estoy, delante de este blog una vez más. Ya no recuerdo por qué lo empecé, y cuando lo recuerdo no acaba de convencerme la razón. Hace dos años esto me parecía lo más sensato, adecuado y positivo para mi. Se suponía que me ayudaría a crecer, que aprendería a ser persona y desarrollaría mi intención de ser escritora. Y sin embargo me he quedado con una especie de diario "privado" donde escribo lo que mi cerebro me dicta, donde plasmo lo que nunca digo; a veces de forma directa, a veces mediante un texto mediocre y personajes planos sin vida. 

No, no le veo mucho sentido a seguir con esto. Pero sigo. Quizá porque nunca me gustó eso de escribir un diario y haciéndolo aquí disimulo mi aprensión a ello. "Escribir diarios es de niñas tontas" pensaba siempre. Y aquí me veis, contando cosas que no le interesan a nadie, escribiendo para ordenar mis ideas y separar conceptos. Con lo estúpido que parece y lo útil que es... ¡Increíble!

Siempre me pasa lo mismo: intento pensar, aclarar mis ideas, decir lo que siento o pienso; pero a menos que lo escriba no lo conseguiré jamás. Disminuye mi nivel intelectual cuanto más intento hablar y al final solo consigo sacar frases incompletas, agramaticales, absurdas... balbuceos a fin de cuentas. Nada concreto ni que tenga sentido. Si es que no me entiendo ni yo. Pero me pongo a escribir y los pliegues de mis pensamientos se estiran. Es como tener un papel doblado en mil partes y poco a poco ir desdoblándolo y adivinando lo que tiene escrito. Y solo lo consigo cuando escribo. No se comunicarme hablando, pero dame un bolígrafo y un papel y pasaré de un tema a otro hasta que conozcas todo mi ser. Eso soy yo.

La gente no lo acaba de entender. Y yo tampoco, la verdad. Se me hace complicado entenderme a mi misma, soy un mundo a parte a veces. Es como si viniera de otro planeta y nadie pudiera entender lo que digo o hago. Pero lo peor de todo es que en ocasiones yo misma no lo comprendo del todo. Creo que por esa misma razón es por lo que me gustan las cosas simples, que me digan las cosas de forma directa, sin sutilezas. Yo soy tan complicada y absurdamente sutil que necesito que conmigo hagan lo contrario para compensar.

Cambiar cambiar cambiar. Eso es lo que necesito de verdad. No a este estúpido blog con forma de diario de niña de diez años. Necesito cambiar, o al menos dejar de razonar cada movimiento. Mi corazón se aburre de mi porque ya no le dejo actuar. Y mi cerebro se empieza a agobiar con tanto trabajo. Debo equilibrar ambas partes o no conseguiré nada. 

Pero de momento y hasta que consiga saber al menos como comunicarme hablando y sin tener que escribir, seguiré aquí cada poco, diciéndole a nadie cosas que no le interesan.

viernes, 18 de mayo de 2012

Indignada ante las indignadas

Hoy me indigno, pero no como se indignan todos en estos tiempos de crisis y mediocres políticos. No, yo hoy estoy siendo más frívola. He querido despejarme un poco de toda la locura actual que acarrea la situación económica y política, para lo cual me he puesto a hacer una de las cosas que más me gusta y, lamentablemente, menos hago: leer. 

El caso es que, a falta de tiempo, cogí para releer algunos de los cuentos infantiles más conocidos (sobre todo por las niñas, las adolescentes, las jóvenes y alguna mujer soñadora), no voy a gastar mis energías en decir cuales, ya que doy por hecho que sabéis a cuales me refiero, pero para resumir diré que se trata de los cuentos de tipo:

  • Chica es muy desdichada.
  • Chico quiere conocer el amor.
  • La magia mete mano en la historia para unir a los personajes.
  • Chico se enamora de chica.
  • Chico salva a la chica de todos sus males.
  • Chica le jura amor eterno.
  • Viven felices y comen perdices.
Si señores. Los cuentos de los príncipes azules. De mis favoritos he de decir (aunque soy más fan del Patito Feo). Lamentablemente han creado unas expectativas que hoy en día no se cumplen. Y ellas lo empiezan a notar, queridos creadores de cuentos de hadas. Ellas se quejan. Y es ahí donde quiero llegar, a que ellas se quejan. 

Es posible (es más, muy posible diría yo) que yo tenga una interpretación bastante libre en lo que a este tema se refiere. Pero hoy, ahora mismo, siento la necesidad incorruptible de dejar claro que estáis equivocadas. Todas vosotras, las mismas que os pasáis la vida diciendo "el príncipe azul no existe" o "culpo a Disney por mis altas expectativas en cuanto a hombres". Todas y cada una de vosotras, quejicas por naturaleza, estáis equivocadas. Con esto no quiero decir que haya por ahí un hombre vestido con mallas y capa azul subido a un caballo esperando salvaros en el momento adecuado. Para nada, no creáis tampoco que estoy psicótica perdida y necesito medicación (tampoco lo descartéis, dicho sea de paso). Pero me refiero a que no habéis pillado el mensaje de estas historias, no ese mensaje machista que dice que las mujeres solo podemos ser salvadas por los hombres porque no nos valemos por nosotras mismas. No, ese no, feministas escondidas (que sé que estáis detrás de cada queja sobre los príncipes azules). Quiero decir que desde pequeñas, desde que leísteis por primera vez la historia de la Cenicienta o de Rapunzel, en vuestras cabezas solo quedó la idea del hombre salvador que estaría siempre a vuestro servicio, que os amaría incondicionalmente, que sería alto, guapo y con grandes habilidades en todos los aspectos de la vida. Un hombre perfecto que solo sería vuestro. Y no queridas, eso no existe, el sentido común pide a gritos que no exista algo así.

Pensando en ese modelo de hombre perfecto os habéis perdido lo más importante y estáis buscando algo equivocado. Siguiendo con estas historias, ellas nunca se quedaron sentadas esperando a que él las encontrase, ellas se movían y conquistaban aquello que deseaban (si, hablo de deseo y no de amor). Por otro lado, los cuentos crearon tan solo lo que queríamos leer, algo idílico, algo que claramente no podía existir, de la misma forma que una Barbie no puede existir en la vida real. Os habéis pasado tanto tiempo buscando a ese semental perfecto y casi divino (basado obviamente en los héroes grecolatinos) que no os habéis puesto a pensar que realmente los personajes eran perfectos el uno para el otro. Estaba claro que el príncipe azul acabaría con Cenicienta a pesar de que sus hermanastras y otras muchas mujeres lo intentaran, porque él era perfecto para ella. Ella no busco el príncipe azul, buscó aquel que la hacía más feliz. Dio la casualidad de que se trataba de un príncipe cuasi perfecto, pero ella no buscaba eso, ella buscaba al hombre que estaba hecho para hacerla feliz.

Está claro, los cuentos no están equivocados, lo estáis vosotras que buscáis un ideal en lugar de buscar lo real. No busques al príncipe azul, busca a aquel príncipe que aunque imperfecto, sea perfecto para ti. Sentarse a esperar que un hombre vestido de azul venga a cumplir tus expectativas salvándote de todos tus males es un error. Levántate, vive y no te conformes con lo aparentemente ideal. Busca aquello que encaja contigo, que es tu pieza perdida y no tu príncipe azul salvador. Dará la casualidad de que ese hombre que come, bebe, caga y seguramente discuta alguna vez, será el príncipe azul que tú buscabas y uno del montón para las demás, porque estaréis hechos el uno para el otro, y nada más. 

sábado, 12 de mayo de 2012

Start

Hora de empezar otra vez. Pero no desde cero. Toca empezar teniendo en cuenta todo lo sucedido, teniendo en cuenta todos los sentimientos, pensamientos, sensaciones, acciones y palabras que han cobrado sentido de repente. Toca levantarme, decir "basta" y seguir adelante. Sin prisa, sin pausa, sin parar. 

Estaba cansada de seguir caminando, estaba cansada de seguir adelante. Estaba cansada de estar sentada sin poder moverme. Estaba cansada de sentirme y no sentirme. Hoy quiero empezar otra vez, desde donde lo dejé. Continuar el paso, no rendirme otra vez, no buscar la forma de desviarme del camino, no dejarme caer sin más. Pienso seguir caminando aunque tropiece, seré como esas personas que tropiezan por la calle y hacen todo un baile extraño antes de caer que acaban con una mirada alrededor para ver si alguien estaba mirando. Seré de esas personas que parece que tropiezan pero siguen adelante con la cabeza bien alta, como si nada hubiera pasado. Esa persona quiero ser a partir de ahora. Porque estoy cansada de cansarme, de caerme y no querer levantarme. De no querer levantarme aun sin haberme caído. 

Hoy, aprovechando mi buen humor, me propongo seguir adelante. Seguir desde donde guardé partida la última vez, con los items de la última vez, con la misma armadura abollada. Hoy me encuentro a mi misma con ganas de seguir, y no voy a desaprovechar la oportunidad. Voy a tomar este empujón con el que me he despertado y voy a usarlo hasta el final. Puedo con ello. Sé que puedo.

lunes, 19 de marzo de 2012

Boom.

Pum pum... Pum pum... Pum pum... Late despacio, tranquilo. Sabe que no hay de que preocuparse, sabe que no hay razón para acelerarse. Pum pum... Pum pum... Pero su tranquilidad esconde un secreto, un susurro. Esconde algo que no se atreve a decir, algo que desataría una marea de sensaciones no esperadas aun. Pum pum... pum pum... pum pum... Es una tranquilidad incierta, dominada por una racionalidad insufrible que no le permite desatarse. Es una tranquilidad a punto de estallar y convertirse en una bomba nuclear.

Tic tac... Tic tac... Tic tac... El reloj va al compás. No tiene intención de detenerse, tan solo pretende empujar a la sabia razón a través del espacio. Tic tac... tic tac... Su falso silencio tan solo consigue importunar la tranquilidad del corazón. Su falso silencio ha conseguido detonar la dinamita de su interior. Tic tac... Tic tac... Tic tac... La cuenta atrás a comenzado. Es probable que haya daños colaterales. Es probable que nada suceda. Es probable, pero nunca se sabe.

domingo, 4 de marzo de 2012

Sputnik, mi amor.

"Sumire apoyó la cabeza en mi hombro. Llevaba el pelo recogido hacia atrás, sujeto con el pasador, y sus pequeñas y bonitas orejas quedaban al descubierto. Unas orejas preciosas, parecían recién hechas. Suaves y sensibles. Podía sentir su aliento sobre mi piel. Ella llevaba unos pantalones cortos de color rosa y una sobria camiseta azul marino descolorida. Por debajo de la camiseta se perfilaban sus pequeños pezones. Un ligero olor a sudor flotaba en el aire. A su sudor, al mío, o a una mezcla de ambos. Me entraron ganas de abrazarla. Me asaltó un impulso irrefrenable de tumbarla contra el suelo. Pero sabía que era inútil. Desearlo no me llevaba a ningún sitio. Se me hizo difícil respirar, mi campo de visión se redujo violentamente. El tiempo se detuvo y empezó a dar vueltas y más vueltas. Bajo mis pantalones, el deseo se volvió turgente y se endureció como una piedra. Me sentí confuso, turbado. Pero me sobrepuse. Me llené los pulmones de aire fresco, cerré los ojos y, sumido en aquella oscuridad incoherente, conté despacio. El impulso que había sentido había sido tan violento que incluso mis ojos se anegaron en lágrimas.

[...]

Sin decir palabra, Sumire me tomó la mano y me la apretó suavemente. Su mano era pequeña, suave, estaba cubierta por una fina pátina de sudor. Imaginé aquella mano sobre mi pene erecto, acariciándolo. Me dije que no debía pensar en ello. Pero fue inútil. No podía apartar aquella imagen de mi mente. Tal como había dicho Sumire, no había alternativa. Imaginé como mis manos le quitaban la camiseta, los pantalones cortos, las bragas. Imaginé el tacto de sus pezones duros y prietos en la punta de mi lengua. Cómo luego le separaba las piernas y penetraba en su interior húmedo. Despacio, hasta lo más hondo de la negrura. Ella me invitaba, me engullía, me expulsaba... No pude frenar aquella obsesión. Volví a cerrar los ojos con fuerza y dejé que pasara aquel espeso grumo temporal. Bajé la cabeza y esperé pacientemente a que aquella ráfaga de aire cálido soplara a través de mi cabeza y se desvaneciera."

(Haruki Murakami, Sputnik, mi amor, capítulo 5)

domingo, 26 de febrero de 2012

Primero

Se habían cruzado muchas veces, hasta habían llegado a chocar en alguna ocasión, pero nunca se habían fijado el uno en el otro. Alguna vez sus ojos verdes habían vislumbrado los ojos marrones de ella, habían llegado a crear una mirada de esas que follan. Pero solo había quedado en eso, en una mirada más en medio de aquel metro lleno de almas perdidas.

Cogían el mismo metro cada mañana. Iban a la misma cafetería al bajar del metro. Él desayunaba un té de hierbas y dos pastas con azúcar moreno. Ella desayunaba leche y cacao con un trozo de tarta de chocolate. Ella leía durante diez o quince minutos un libro que sacaba de su mochila negra. Él cogía el periódico y pintaba bigotes en las fotos mientras leía las noticias del día. Él siempre salía de aquella cafetería del montón veintidós minutos después que ella. Y mientras ella iba hacia la izquierda camino de su oficina, él iba hacia la derecha camino de su despacho.

A veces parecía como si el destino quisiera unirlos de algún modo, como si algún hilo los manutuviera cerca el uno del otro. Cerca pero nunca lo suficientemente cerca como para llegar a cruzarse sus caminos. Quizá fuera porque el maravilloso destino sabía que sus caminos aun no debían cruzarse, era demasiado pronto, era precipitado. El destino, ese personaje fantasma de la vida diaria, estaba planeando cada movimiento lentamente, sin prisa pero sin pausa, acercándolos sin que ellos pudieran notar como se atraían sus esencias.

Pronto, muy pronto, ellos se saludarían. Y ese sería el comienzo de todo y a la vez el final de todo. Pero aun no, aun no es el momento.

lunes, 30 de enero de 2012

Porque engañarme no era tan fácil.

- Muy bien, cuéntenos que sucedió.

- Seguro? Perfecto empezaré por el principio... Su sonrisa me perturbaba. Esa perfección absurda que la rodeaba. Me hablaba y yo solo podía pensar en lo extraño que era aquello, en que es lo que la hacía tan especial. Lo peor de todo es que sabía que es lo que la hacía tan especial, distinta, increíble. Yo también podía sentir esa aura que la hacía tan diferente, tan atractiva, tan seductora y natural, a mi también me atraía en cierto modo. Y eso me hacía despreciarla un poco más. Tuve que solucionar el tema y ahora ya no volverá a atraer a nadie.

Rodeadas de una ingente cantidad de seres que se creen cultos, humanos, serviciales y hasta personas, pero que no se dan cuenta de lo absurdos, imbéciles y trastornados que resultan. Allí, en el medio de aquella calle poblada de despreciables humanos, tiendas rebosantes de ropa de marca, música provocadora e imágenes sexualmente atrayentes. Allí mismo la maté. Y volvería a hacerlo. No me arrepiento en absoluto. Esa maldita zorra parlanchina se lo merecía.

Aun puedo sentir el frío en mis labios sonrientes y la sangre salpicándome en la camiseta que él me había regalado aquella mañana. Por cierto, él también ha muerto, pero no pienso deciros donde está el cadáver, tendréis que jugar al tesoro escondido... Como decía, la adrenalina se apoderaba de mi. ¿Cómo podía esa puta estar hablando conmigo como si nada pasase? Insensata... Ja! Ni se lo vio venir, deberíais haber visto su cara, os habría encantado. Podía olerse su pánico a leguas.

Verles allí, en ese estúpido hotel, saliendo abrazados, mirándose. Aun estaban sudorosos, ni siquiera se habían duchado después de follar. Y todo a mis espaldas. Tres años saliendo con él y un año viviendo juntos. Siete años siendo amigas, casi hermanas, compartiéndolo todo. Al parecer mi novio estaba incluido en ese "todo". Debían creer que soy tonta, una cría pequeña a la que pueden engañar con un par de regalitos y achuchones. No... No tenían ni idea de lo que les venía encima. Y si creen que "esa" murió de forma violenta y dolorosa, no se imaginan lo que pasó él.

Pues bien, llevábamos horas caminando de un lado a otro, ella con bolsas, hablando sin parar, contándome su día de trabajo, al parecer bastante cansado, creyendo que yo no sabía nada de aquello. Pero lo sabía, y cometió el error de decirme que eramos como hermanas. Así como dijo aquello la cogí con fuerza de su precioso pelo pelirrojo y la golpee contra la pared. Su cara de terror me hizo reír y viéndola en el suelo llorando y mirándome perpleja le clavé el tacón en un ojo. Pude sentir como se clavaba lentamente en aquel globo ocular que tantas veces le había alabado por tener un color verde precioso. Solía hipnotizar a los hombres con su mirada. Ya no lo volverá a hacer.

Bueno, y como os habrán contado los maravillosos testigos que presenciaron aquel acto de justicia, el resto fueron patadas, pisotones, dos puñaladas y quizá escupí un poco en su boca... Pero eso no lo apuntéis, no es algo que una señorita deba hacer, no me gustaría quedar como una marimacho. Eso fue lo que pasó. No hace falta que me lo digan, estoy detenida señores. Me he entregado yo sola, me apetecía contárselo a alguien.

viernes, 27 de enero de 2012

Sé perfectamente...

Que no me entero de las cosas, que solo tengo razón en asuntos ajenos, que no pienso las cosas nada o las pienso todo.
Que soy una mujer de bolsillo y que las cosas me salen del revés.
Que me encanta saber como soy y que los demás casi no me conozcan.
Que no siempre soy agradable, es más, que casi nunca soy agradable.
Que me permito soñar despierta cada día e imaginar una vida en una dimensión paralela donde hago todo lo que me apetece hacer pero no me atrevo.
Que me gusta reírme de mi misma porque soy un chiste con patas.
Que lo que quiero hacer no lo hago y lo que no quiero hacer lo hago.
Que tengo una visión de la realidad un tanto peculiar.
Que tengo un don mágico para cagarla habitualmente, pero de alguna forma lo acabo solucionando.
Que puedo ser la mujer mas irritante del mundo, y la mas cariñosa en extraños momentos.
Que no soy sociable en la vida diaria.
Que todavía creo que encontrare un monstruo escondido y tendré que luchar contra el.
Que no puedo pisar las lineas del suelo porque ahí hay cocodrilos hambrientos nadando en lava.
Y que a pesar de todos mis puntos flacos, no me cambiaría por nadie.


[De vez en cuando necesito leer este texto para recordarmelo]

domingo, 22 de enero de 2012

Deseo.

El deseo se había apoderado de mis manos, mis sensaciones y mis pensamientos aquella mañana de otoño. Había despertado a tu lado y lo único que quería hacer era poseerte allí mismo, sin mediar palabra, sin pensarlo dos veces, como si aquella fuera nuestra única posibilidad de sobrevivir en este puto universo.

Casi sin darme cuenta deslicé mi mano a tu cintura, la suavidad de tu piel me embriagó como siempre. La yema de mis dedos patinaba lentamente entre tus caderas y tu vientre. Cerré los ojos y descubrí cada centímetro de tu piel en mi mente solo con tocarte. Seguías dormida y estabas tan sexy que no podía quedarme quieto. Te besé y abriste los ojos con una sonrisa que lo decía todo, parecía como si ya supieras lo que quería de ti, y en efecto, lo sabías. Soy transparente para ti, soy vulnerable a tu lado y adoro esa sensación.

Al estrecharte entre mis brazos comencé a temblar, se me erizó la piel... Se agitó mi respiración y me sentía como una fiera enjaulada, necesitaba tenerte y hacerte mía de forma salvaje. Me pudo el deseo y te sujeté con fuerza debajo de mi. Pero como siempre, sabes como detenerme y volverme loco a la vez y allí, mientras te miraba fijamente, rozaste tus labios con los míos, sin llegar a besarme, sin dejarme saborearte. Mis defensas bajaron automáticamente y conseguiste ponerte encima de mi, cogiéndome las manos, sin dejarme escapar y dándome a entender que ahora mandabas tu.

Me tenías atrapado y yo no hacía nada por evitarlo. Aquello era el paraíso. Estaba entre tus piernas, el calor de tu cuerpo me dejaba en un estado de embriaguez máximo y podía sentir tus pechos rozándome con cada movimiento de tus caderas. El broche de oro: tu mirada. Esa mirada que me hacía dar mil vueltas a la cabeza, que no me dejaba pensar con claridad en nada, que me volvía loco, que me elevaba hasta el infinito y me dejaba caer al vacío. Esa mirada que podía parar cada movimiento mío, que podía crear en mi sensaciones que nadie más había creado antes. Esa mirada, tu mirada.

Fue una mañana increíble, una tarde invencible y una noche eterna. Estuvimos todo el día comiéndonos de los pies a la cabeza, sin dejarnos ni un momento, sin pensar en que en el exterior un mundo entero se desmoronaba, como cada día. Ignorando el frenesí de la ciudad, porque nosotros teníamos nuestro propio frenesí. Dejándonos la piel en cada mordisco, en cada beso, en cada caricia. Cada hora se hacía más larga y sabrosa que la anterior. Pasamos el mejor día de nuestra vida en una cama, sin ropa y con la mejor música de fondo, tu respiración.

jueves, 19 de enero de 2012

En mi imaginación.

En mi imaginación soy capaz de todo. Puedo volar, saltar muy alto, nadar entre las estrellas y hasta beber té en una nube. Puedo soplar y ganarle al viento, puedo bailar y que me sigan los árboles, puedo caminar sin pisar las líneas para no caer en el vacío. Puedo hacer lo que quiera.

En mi imaginación todo es posible. Puedo besarte siempre que quiero, decir lo que pienso, conseguir que me busques, tenerte en mis brazos toda la noche. Puedo sentir tu mirada cada segundo y sentirme libre de esconderme, puedo comer a tu lado y no sentir vergüenza de nada, puedo irme dos segundos y al volver escuchar como me echabas de menos. Puedo hacer lo que quiera.

En mi imaginación tengo todo a mi merced. Puedo cantar canciones imposibles, lamer muy despacio la luna, conquistar al sol con una mirada y crear hierba azul Tardis en mi habitación. Puedo correr todos los riesgos sin sufrir ningún daño, puedo conducir bicicletas invisibles y acabar rendida a los pies de algún escritor pseudofamoso, puedo contar las veces que la gente dice que si sin saber siquiera a que está accediendo. Puedo hacer lo que quiera.

En mi imaginación el mundo es maravilloso. Puedo confiar en la humanidad, decir la verdad, oler la honestidad y sentir el calor de cada palabra. Puedo ver una ingente cantidad de caballeros dispuestos a dialogar, puedo beber agua sabiendo que nada pudo contaminarla, puedo caminar de espaldas sin llamar la atención de nadie. Puedo hacer lo que quiera.

En mi imaginación las sonrisas están a la orden del día, la vida es infinitamente respetable, la gente no se preocupa mas de la cuenta ni pierde los estribos en cada atasco. En mi imaginación puedo volar en Pony sobre la ciudad de Nueva York. En mi imaginación el racismo está obsoleto. En mi imaginación cada uno tiene su propia vida y a nadie le importan los pajaritos que cuentan mentiras o verdades embarazosas. En mi imaginación tu estás a mi lado siempre que me apetece y puedo despertarme y que seas lo primero que vea cada mañana. En mi imaginación no me da vergüenza, ni miedo, ni asco ser yo misma. En mi imaginación todos son diferentes, fascinantes y poseen increíbles historias que contar a sus seres queridos.

En mi imaginación... Y solo en mi imaginación el mundo es más agradable, posible y envidiable que la propia realidad. Solo yo podía crear un mundo con infinitas posibilidades y tenerme envidia a mi misma por no poder vivirlo.

martes, 10 de enero de 2012

Realidades ficticias, el segundo texto más horrible de la historia de los textos

Julián no volvió a ver a Marta hasta tres días después de aquella noche inolvidable. Ambos habían secado sus almas, el uno contra el otro, dejándose la piel en cada beso y en cada caricia. Aún les provocaba un escalofrío el solo pensar en sus miradas. Ambos necesitaban descansar de si mismos antes de poder volver a encontrarse.

El problema es que Julián estaba seguro de haber aclarado sus ideas, pero Marta seguía sin dar señales de vida. Aquello lo estaba matando, le consumía por dentro saber que ella tenía alguna pequeña duda al respecto, así que tres días después se rindió a sus instintos y la llamó. El teléfono ya estaba sonando y él seguía sin saber que decirle.

-Si? - Sonó la voz de Marta, algo agitada y cansada, se la oía realmente agotada.

- ... Soy yo.

- Oh... Juls... Qué hay?

"Qué hay?" Es la frase que menos esperaba oír Julián, pero decidió seguirle el juego, hacer como si nada hubiera ocurrido y llevarla a su terreno para averiguar que estaba pasando realmente.

- Nada, por aquí, ya sabes... Me preguntaba... Verás... Hace algunos días que no se nada de ti, no se te ve el pelo... Te gustaría... no sé... Venir a jugar con la consola? Aun tenemos esa partida pendiente, necesitas que te gane, jaja.

- Bueno... Juls, oye... Creo que deberíamos hablar, pensé que si seguía como si nada sacarías tu el tema, pero sigues igual que siempre. Ven a buscarme en una hora, estaré esperándote - su voz parecía más tranquila, y eso tranquilizó también a Julián.

- Muy bien Marti, nos vemos en una hora. Adiós.

Colgaron. Julián se había quedado mirando su teléfono como si nunca lo hubiera visto. Y Marta, por su lado, se había sentado en el sofá, con la mirada perdida. Ninguno sabía aun que decirle al otro y eso los estaba volviendo locos.

domingo, 8 de enero de 2012

Realidades ficticias, el texto más horrible de la historia de los textos.

Marta bajo la mirada, y arrepintiéndose de lo que estaba por hacer dijo:

-Dime... por qué yo?

-Y por qué no? - contestó Julián con esa sonrisa pícara tan característica en él.

-... Odio cuando haces eso, no te cuesta nada responderme. Venga, dímelo, por qué yo? Y no quiero la típica frase de película que me haga llorar. Quiero la más sincera respuesta que puedas darme.

Julián dejó de sonreír y se dio cuenta de que ella esperaba algo que la ayudara a decidirse, a aclarar sus ideas. Cerró los ojos y, como buscando fuerza donde no la hay, empezó a decir:

-La verdad?... No lo sé. Desde el día que te conocí supe que había algo en ti que me volvería loco siempre. Sabes? Tienes esa mirada tan profunda, tan llena de misterio y a la vez tan transparente... me provoca mil sensaciones a la vez. Eres el tipo de chica que no sabe lo que es, lo que tiene, lo que la hace tan especial. Es como si fuese inútil que te lo digan, eres completamente inconsciente del efecto que produces en los demás, y eso me encanta. Me encanta ese contoneo que hace que tu andar sea como un baile erótico, me encanta que cuando bailes cierres los ojos de forma que parece que la música está follándote despacio. Por alguna razón me encanta que levantes una sola ceja siempre que te pones medianamente seria o cuando discutes, y adoro cuando discutes. Eres increíble y no eres capaz de verlo... Sabes que es lo mejor? Que desde que nos conocemos nunca has dejado de sorprenderme, siempre haces algo que me deja perplejo. Ya ves, no es que seas exactamente distinta, ni extraordinaria... El caso es que lo eres para mi, el caso es que para mi eres lo más fascinante y digno de estudio de este planeta. Y te lo digo yo, que estudio física y se de estas cosas, jajaja.

Marta se había quedado en silencio. Miraba fijamente a Julián que aun seguía con los ojos cerrados y parecía que temía abrirlos. Aun con esa mirada de absoluta perplejidad, Marta se acerco a Julián y lo besó. Julián permanecía quieto, expectante. Cuando abrió los ojos la vio sentada sobre él, quitándose la camiseta para dejar al descubierto ese sujetador blanco con estampado de magdalenas y dulces que tantas veces había querido ver más allá de las transparencias de una camiseta. Se miraban sin parpadear, ambos sabían lo que iba a pasar y no pensaban impedirlo.

Fue una noche larga, apasionada e inolvidable. Una noche que ambos recordarían siempre. Una noche perfecta en todos los sentidos.

martes, 3 de enero de 2012

Desvaríos de una insensata.

Eh tu! Si, tu. Escúchame. Estoy cansada de todo esto. Deja de hacer que mi cabeza de vueltas, que vaya de un lado a otro. No lo necesito, no lo quiero, no me interesa.

Por qué es todo tan absurdo? Acaso no es mas fácil y sencillo cuando las cosas son como en las películas? Quizá sea eso lo que necesito, y no esto.

Cuánta tontería! Cuánta estupidez! Solo a mi me parece que nada tiene sentido? En serio, no ganas nada con todo esto. Qué buscas? Qué quieres? No es que sea desconfiada, pero el ser humano es así, se mueve por el interés. Y las dobles intenciones están a la orden del día. No es que no me guste pintarme una diana y ponerme delante de un francotirador, pero la verdad es que tengo mejores hobbies que ese.

Es tan sencillo que tengo que complicarlo, es tan sencillo que creo que algo va mal. Algo va mal. Qué es lo que va mal? No lo encuentro. Deja de esconderlo, deja de evitarlo. Tarde o temprano lo encontraré, sabré que va mal y acabaré con esto. Por qué alargar todo este asunto? Dame ocho buenas razones para que no me obceque complicándolo y buscando algo que vaya mal. Y espero que sean tan buenas razones como la última vez.

Cada vez me cuesta más convencerme de que las cosas son como creo que son. Y eso me pone en un aprieto, mis mil personalidades están buscando la forma de que no me vuelva loca del todo sin cagarla. Y la acabaré cagando, dalo por hecho. En algún momento la cagaré de alguna forma que ni tu ni yo podemos imaginar ahora. Y ese será el fin.

No dejo de desvariar. No sé ni lo que estoy diciendo ni lo que estoy haciendo. Tan solo quería ponerme en la piel de una mujer por una vez, escribir desde el punto de vista femenino porque siempre hago lo contrario. Quería demostrarme que soy capaz de hacerlo. Pero cada vez que me pongo a ello pasa lo mismo, solo soy capaz de describirte... Y nada más. Nada de sentimientos, nada de pensamientos, nada de nada. Parece que si tengo que ponerme en mi propia piel para escribir no soy capaz de hacerlo. Me bloqueo. Me bloqueas, quizá.

No sé qué cojones está pasando, y tampoco estoy segura de querer averiguarlo. La verdad es que cada vez que intento averiguar lo que pasa a mi alrededor lo acabo complicando de alguna manera, y prefiero las cosas sencillas. Irónico, verdad? Eso mismo pienso yo. Qué irónico! Qué absurdo! Soy absurda hasta sin darme cuenta. Irremediable.

En definitiva. No se ponerme en la piel de una mujer para escribir. Y en la vida real tampoco. Estoy atrofiada, vengo mal hecha. No sé comportarme como una chica normal. Por eso quizá adoro y me encantan las chicas más femeninas, adorables y dulces de mi alrededor. No se si es admiración o envidia. Pero no sé ser una chica normal. No sé ser normal, no me sale.

Lo siento, pero creo que "estás" con la chica equivocada. Soy de mentira, soy pura ficción. Baso mi vida en las series y películas en busca de aquello que más anhelo. Creo que he llegado al punto de escudarme en todo ello y encontrar en cada serie/película a mi yo particular. A esa yo que quiero ser, o más bien a esa yo que soy capaz de ser en una serie/película. Soy solo eso. Historia, ficción. Nada más. No soy real, mi mundo interior se basa en aquello que deseo de las series y en mi mundo exterior tan solo soy la que no quiere existir del todo. No soy lo que quiero ser, ni soy lo que aparento ser. Creo que no sé exactamente lo que soy, no tengo ni puta idea de quien soy.

BASTA!

A esto me refiero. Soy la equivocada. Soy la que no sabe ser. Soy la que complica las cosas. Soy la que no dice nunca nada. Soy la que no sabe que estamos haciendo. Soy la que solo sabe escribir desde la piel de un hombre enamorado. Soy y no soy.