domingo, 6 de marzo de 2011

... y para continuar...

No provoques. No me tientes. No empieces lo que no puedo acabar. No quiero oír excusas ni lamentos. No seré parte de esta cadena infinita. No pretendas que continúe de brazos cruzados mientras revoloteas. No esperes que me mantenga en pie sin moverme, cual estatua de bronce, vacía y sin vida. No. Y sin embargo provoco, tiento y empiezo. Y no me arrepiento.

Tumbado sobre la luz de la farola menos iluminada del lugar. Esperando verte atravesar los millones de obstáculos que te he visto dejar, solo para volver atrás, junto a mi. Eres ridícula, penosa, patética. Blanda como el algodón de azúcar, pero menos dulce. Disfruto viéndote tropezar con las mismas piedras con las que me hiciste tropezar a mi tiempo atrás. Ahora te toca a ti. Haz que valga la pena haber esperado aquí por ti.


jueves, 3 de marzo de 2011

Principalmente

La misma ventana mirándome desde el edificio de enfrente, la misma de todas las mañanas con el mismo vacío y la misma soledad. Un desierto completo para mi cada mañana desde esa ventana vigilante. La misma venta, solo que ya no es la misma. Hoy lo he visto y una mezcla de miradas que matan y miradas que follan se cruzaron en el mismo lugar para acabar en una sincera sonrisa. Una sonrisa que funcionaría de promesa para el resto del día, de la semana, del mes y del resto de los años. Una sonrisa que transformó aquel amplio desierto en un oasis iluminado por la luz tenue del sol. Una sonrisa, tu sonrisa y, a partir de aquel día, mi sonrisa.