jueves, 13 de diciembre de 2012

Microcuento

Y en ese momento, con la luna en lo más alto de la noche, el esqueleto bailarín que concedía deseos se le apareció a Jésica y le dijo: "A ti ni agua!"

Acto seguido, entre los sollozos de incomprensión de Jésica, desapareció para no volver nunca.

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