lunes, 24 de septiembre de 2012

Mi libreta

Hace tantísimo que no escribo realmente. No escribir como cuando pongo alguna cosa aquí. Escribir como hacía antes, que cogía mi libreta de debajo de la cama y allí recogía todo lo que se me pasaba la cabeza. Descargaba todo en esas hojas y me quedaba tranquila hasta el infinito. Era como vaciar mis recuerdos en el pensadero de Harry Potter, con la diferencia de que no dejaba solo recuerdos y de que se trataba de mi bolígrafo y mi libreta.

Pero hace mucho que no lo hago. Y no porque no quiera, es que no soy capaz. O pierdo facultades o algo pasa. Demasiadas ideas, pensamientos, recuerdos buenos y malos, conclusiones precipitadas, demasiadas imágenes, demasiado de todo. Y no encuentro la forma de plasmarlo todo, no sé ni como empezar. Me cuesta ordenar mis ideas o averiguar como escribirlas. Es tanto que me abrumo a mi misma y al final me veo delante de un folio en blanco de esa libreta, con un bolígrafo en la mano, observando las líneas como quien observa  el vacío. Y mi cabeza empieza a murmurar cosas, todas a la vez, sin pausas, sin descansos, sin dejarme aclararme. Me cuesta oír una sola de las ideas, porque una va acompañada de la siguiente. No puedo aislarlas para oírlas adecuadamente. 

Es muy difícil seguir así. Tengo tanto en la cabeza... Sé que tengo que coger de a una cosa a la vez para ir atando cabos de forma firme y segura. Sé que debo relajarme para aclararme y para que mi espalda y mi ansiedad se tranquilicen. Al final se arreglará y ordenará todo, lo sé. Pero hasta entonces me siento un poco perdida en mi misma. Es hora de volver a coger la libreta. Es hora de organizar mi cabeza en busca de un final, sea del tipo que sea.

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