Conocerme
es difícil. No me dejo conocer. No creo que nadie me conozca de
verdad. Y es culpa mía. Desde que empece a pensar que todo y todos
son prescindibles, lo tome al pie de la letra conmigo misma. No creo
que merezca la pena que nadie me conozca porque al fin y al cabo todo
acaba, todo pasa, la gente te olvida, cambia y al final te conviertes
en algo que paso una vez. No soporto pensar que habré pasado tiempo
conociendo a alguien y dejándome conocer para que luego pasen a otra
cosa, como si nunca hubiera pasado nada. Y eso en el mejor de los
casos porque, amigo mio, el ser humano es despreciable, lo que
implica que cuando no te abandonan te hacen daño.
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