lunes, 2 de julio de 2012

Diario de una niña de diez años.

Y aquí estoy, delante de este blog una vez más. Ya no recuerdo por qué lo empecé, y cuando lo recuerdo no acaba de convencerme la razón. Hace dos años esto me parecía lo más sensato, adecuado y positivo para mi. Se suponía que me ayudaría a crecer, que aprendería a ser persona y desarrollaría mi intención de ser escritora. Y sin embargo me he quedado con una especie de diario "privado" donde escribo lo que mi cerebro me dicta, donde plasmo lo que nunca digo; a veces de forma directa, a veces mediante un texto mediocre y personajes planos sin vida. 

No, no le veo mucho sentido a seguir con esto. Pero sigo. Quizá porque nunca me gustó eso de escribir un diario y haciéndolo aquí disimulo mi aprensión a ello. "Escribir diarios es de niñas tontas" pensaba siempre. Y aquí me veis, contando cosas que no le interesan a nadie, escribiendo para ordenar mis ideas y separar conceptos. Con lo estúpido que parece y lo útil que es... ¡Increíble!

Siempre me pasa lo mismo: intento pensar, aclarar mis ideas, decir lo que siento o pienso; pero a menos que lo escriba no lo conseguiré jamás. Disminuye mi nivel intelectual cuanto más intento hablar y al final solo consigo sacar frases incompletas, agramaticales, absurdas... balbuceos a fin de cuentas. Nada concreto ni que tenga sentido. Si es que no me entiendo ni yo. Pero me pongo a escribir y los pliegues de mis pensamientos se estiran. Es como tener un papel doblado en mil partes y poco a poco ir desdoblándolo y adivinando lo que tiene escrito. Y solo lo consigo cuando escribo. No se comunicarme hablando, pero dame un bolígrafo y un papel y pasaré de un tema a otro hasta que conozcas todo mi ser. Eso soy yo.

La gente no lo acaba de entender. Y yo tampoco, la verdad. Se me hace complicado entenderme a mi misma, soy un mundo a parte a veces. Es como si viniera de otro planeta y nadie pudiera entender lo que digo o hago. Pero lo peor de todo es que en ocasiones yo misma no lo comprendo del todo. Creo que por esa misma razón es por lo que me gustan las cosas simples, que me digan las cosas de forma directa, sin sutilezas. Yo soy tan complicada y absurdamente sutil que necesito que conmigo hagan lo contrario para compensar.

Cambiar cambiar cambiar. Eso es lo que necesito de verdad. No a este estúpido blog con forma de diario de niña de diez años. Necesito cambiar, o al menos dejar de razonar cada movimiento. Mi corazón se aburre de mi porque ya no le dejo actuar. Y mi cerebro se empieza a agobiar con tanto trabajo. Debo equilibrar ambas partes o no conseguiré nada. 

Pero de momento y hasta que consiga saber al menos como comunicarme hablando y sin tener que escribir, seguiré aquí cada poco, diciéndole a nadie cosas que no le interesan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario