jueves, 28 de marzo de 2013

De cómo se nos acabaron los temas.


Es inimaginable la cantidad de veces que pienso en escribir sobre algún tema, o desarrollar alguna historia, y cinco minutos después me encuentro a mí misma pensando en cientos de ejemplos que ya hablan sobre ello. Es frustrante pensar que ya está todo escrito.
A veces creo que ya se ha hablado de todo, que no queda nada nuevo por contar. Otra veces pienso que simplemente soy yo, que ya no tengo imaginación y me he convertido en un amago de pseudo-escritora que se limita a imitar viejas glorias, viejos temas que ya están más que gastados. La verdad es que no sé exactamente cuál de las dos opciones es la correcta (quizá sea la segunda) pero lo que está claro, es que no salgo de los temas de siempre.
Todo el mundo escribe sobre lo mismo. Hacer una crítica a la socio-política actual es ridículo, no queda nadie en este universo con aptitudes para el habla o la escritura que no lo haya hecho ya. Hablar de amor sería casi peor, no solo porque es un tema prostituta (y prostituta barata, además), sino también porque sería hablar sobre algo que no acabo de entender y que no va del todo conmigo. Claro que podría desarrollar el hecho de que no acabo de entender el amor o de que no creo que exista, pero ¿no es acaso eso mismo otro tópico gastado? Y aquí no me refiero solo al amor de una pareja, ese amor juvenil y pasional, en absoluto, cuando digo amor estoy englobando todo tipo de amor, sea amor por la familia, como por los amigos, como por la patria o por el perro de tu vecina, ese que siempre te visita y al que le das una galletita solo porque pone esa carita que tanto adoras. Todo tipo de amor ha sido utilizado y más que utilizado en casi todos los ámbitos de la escritura, la televisión, el cine o la vida, en general. Al fin y al cabo, ¿qué sería de una película de acción sin la relación de amor que lleva al protagonista a pelearse contra el mundo entero? ¿o qué sería de un buen BestSeller sin esa romántica historia principal o secundaria que nos llena de ternura página a página?... No, hablar de amor es absurdo, cualquiera con dos dedos de frente puede hacerlo, y como yo no soy de esas, mejor no lo hago.
Siempre puedo hablar de la muerte, otro gran tema. Pero la verdad es que tarde o temprano todas mis historias acaban con algún suicidio, algún crimen o simplemente la imagen de algún muerto (siempre muy gráfico y visual, como a mí me gusta), y si sigo hablando siempre de lo mismo acabaré por suicidarme yo. No se puede negar mi clara inspiración en cuentos cortos como los de Poe o simplemente en la cantidad de series policíacas que veo, llega a ser casi obsesivo y tengo que dejarlo. También he pensado en englobar todos estos grandes temas en una sola obra magnífica, desafiante y atrevida (así es como sueño que lo describiría el New York Times), pero no soy capaz de escribir largas historias, soy más bien de cortas publicaciones que llevarían como mucho cinco o diez páginas, y con eso no hago un libro. La fantasía tampoco es lo mio, no especialmente. Me pierde, me fascina leer fantasía y quedarme embobada con esos grandiosos mundos donde todo es posible, pero no soy capaz de crear uno solo que no se parezca un mínimo a alguno de los grandes mundos fantásticos ya conocidos. Volvemos a mi falta de imaginación y originalidad.
Creo que con el tiempo me he decantado por un tipo de escritura más parecida a los ensayos breves, donde realmente puedo escribir de esos temas pero desde un punto de vista más personal, más basado en mi realidad personal, por decirlo de alguna manera. Al fin y al cabo he convertido este blog en eso mismo, una serie de historias sobre mí misma, donde no pretendo más que contar aquello que veo, pienso o me sucede. Y no pretendo contárselo a nadie en particular, es más, me extraña una barbaridad que haya gente que lee esto (que se agradece, pero no lo entiendo). Se trata un poco de contármelo a mí, a una yo que en un futuro no muy lejano volverá a leerlo y sabrá de lo que hablo o cómo salio de mi cabeza tanta tontería.
La verdad es que nunca me ha gustado realmente leer ensayos, la mayoría me resultaban extremadamente aburridos, quizá porque los temas eran referidos a mis estudios, pero existe un gran mundo de los ensayos ahí fuera. Un mundo que nadie lee porque todos tienen en la cabeza la misma idea que yo sobre los ensayos. Pero para quien se encuentra en este entresijo con los tópicos de las novelas, supongo que es habitual llegar a la misma conclusión que he llegado yo.
No es que haya decidido dedicarme a los ensayos por completo, ni mucho menos. Me encanta contar cuentos e inventarme historias para los demás. Lo que pasa es que creo que se me da mejor contarlas a viva voz e inventarlas sobre la marcha, siempre me han quedado mejores historias así. De la misma forma se me da mejor desarrollar un tema cualquiera, sobre todo sobre mi vida, de manera no novelesca. Soy algo más ensayista de lo que siempre creí que era por culpa del uso indiscriminado de los mismos temas, que los escritores desarrollan una y otra vez, con los mismos esquemas y las mismas bases, que por alguna razón a los lectores nos siguen pareciendo “magníficos, desafiantes y atrevidos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario