viernes, 19 de julio de 2013

Miedo

Resulta curioso cuando va todo bien. Bueno, no es que vaya todo bien, eso es imposible, pero el grueso de tu vida parece ir encaminada, parece que todo está encajando, que estás donde tienes que estar. Lo curioso realmente no es que todo vaya bien, eso tiene que pasar en algún momento, lo curioso es que cuando esto pasa, es cuando más miedo hay.
Es lo normal, supongo, ese miedo a que las cosas vayan mal no puede existir mientras las cosas van mal, en cambio, cuando todo va bien, es cuando reaparece ese miedo a que todo se vuelva a torcer y la paz desaparezca. Al fin y al cabo, sabemos que es una de cal y una de arena, no se puede pretender estar siempre bien. Como siempre digo, para que todo vaya bien, en algún momento tiene que ir mal. No sé si es una cuestión de equilibrio o simplemente es realismo. Pero es como debe de ser, no seríamos capaces de observar lo bueno de las cosas, si no hubiesen estado mal en algún momento, ¿no?
Me voy por las ramas... El caso es que de repente he sentido que estaba encaminada, que aunque no sabía a donde me estaba llevando, el camino era el adecuado y yo estaba donde debía, caminando al ritmo necesario para llegar a donde sea. Lo sé, todo muy poco específico, pero es difícil especificar cuando no tienes claro ni cómo, ni cuándo ha pasado, y menos a dónde te lleva todo lo que haces. Tan solo me embargó esa sensación de que lo estaba haciendo bien, de que no podía fallar.
Podéis imaginaros que esa sensación duro lo mismo que un hielo en pleno verano de Marruecos, poco y nada. La sensación sustituta llegó rauda y veloz. Y no es una sensación que me guste, me atrapa más a menudo de lo que me gustaría y se hace, a veces, casi imposible de eliminar. Se trata de esa sensación de que algo va a pasar, no sé si es bueno o malo, si es turbio o calmo, no lo sé. Es el simple hecho de que sé que va a suceder algo... Me siento como una loca escribiendo esto y tampoco sé exactamente como explicarlo, a ver si encuentro el modo.
Todo va bien, todo funciona, eres feliz, haces bromas, te hacen bromas... Te sientes vivo. Y de repente se hace una especie de nudo en el estómago, es una pesadez que cae sobre los hombros, es la idea de que algo va a pasar. Quizá es que esto me pasa solo a mí, quizá nos pasa a todos pero nadie lo dice. El caso es que me pasa, de repente siento que algo va a suceder y automáticamente entro en alerta permanente. Tampoco es como si desconfiara de todo y estuviera a la defensiva, más bien se convierte en eso, un miedo constante a nada en particular, a una sensación, a una idea.
Sueno ridícula... Me leo y me siento ridícula... Pero no os imagináis lo difícil que es a veces seguir como si nada con esta aura persiguiéndome a donde vaya, detrás de mi, dentro de mi cabeza. Es la mezcla de incertidumbre, de miedo, de ganas de seguir adelante, de sentirme atrapada en todo esto. Es que soy como un pájaro y en cuanto me siento un poco encerrada o agobiada necesito desaparecer de todo, escapar, cambiar de aires, de compañía y hasta de mi propio ser.

Supongo que será como casi siempre, que así como viene se va, que así como me atormenta un poco, luego decide abandonarme y dejarme libre para que disfrute un poco más. También puede suceder que esta vez tenga razón y algo se avecine... Solo espero que esta vez no me haga desaparecer, aun quiero continuar aquí un poco más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario