Resulta
curioso cuando va todo bien. Bueno, no es que vaya todo bien, eso es
imposible, pero el grueso de tu vida parece ir encaminada, parece que
todo está encajando, que estás donde tienes que estar. Lo curioso
realmente no es que todo vaya bien, eso tiene que pasar en algún
momento, lo curioso es que cuando esto pasa, es cuando más miedo hay.
Es
lo normal, supongo, ese miedo a que las cosas vayan mal no puede
existir mientras las cosas van mal, en cambio, cuando todo va bien,
es cuando reaparece ese miedo a que todo se vuelva a torcer y la paz
desaparezca. Al fin y al cabo, sabemos que es una de cal y una de
arena, no se puede pretender estar siempre bien. Como siempre digo,
para que todo vaya bien, en algún momento tiene que ir mal. No sé
si es una cuestión de equilibrio o simplemente es realismo. Pero es
como debe de ser, no seríamos capaces de observar lo bueno de las
cosas, si no hubiesen estado mal en algún momento, ¿no?
Me
voy por las ramas... El caso es que de repente he sentido que estaba
encaminada, que aunque no sabía a donde me estaba llevando, el
camino era el adecuado y yo estaba donde debía, caminando al ritmo
necesario para llegar a donde sea. Lo sé, todo muy poco específico,
pero es difícil especificar cuando no tienes claro ni cómo, ni
cuándo ha pasado, y menos a dónde te lleva todo lo que haces. Tan
solo me embargó esa sensación de que lo estaba haciendo bien, de
que no podía fallar.
Podéis
imaginaros que esa sensación duro lo mismo que un hielo en pleno
verano de Marruecos, poco y nada. La sensación sustituta llegó
rauda y veloz. Y no es una sensación que me guste, me atrapa más a
menudo de lo que me gustaría y se hace, a veces, casi imposible de
eliminar. Se trata de esa sensación de que algo va a pasar, no sé
si es bueno o malo, si es turbio o calmo, no lo sé. Es el simple
hecho de que sé que va a suceder algo... Me siento como una loca
escribiendo esto y tampoco sé exactamente como explicarlo, a ver si
encuentro el modo.
Todo
va bien, todo funciona, eres feliz, haces bromas, te hacen bromas...
Te sientes vivo. Y de repente se hace una especie de nudo en el
estómago, es una pesadez que cae sobre los hombros, es la idea de
que algo va a pasar. Quizá es que esto me pasa solo a mí, quizá
nos pasa a todos pero nadie lo dice. El caso es que me pasa, de
repente siento que algo va a suceder y automáticamente entro en
alerta permanente. Tampoco es como si desconfiara de todo y estuviera
a la defensiva, más bien se convierte en eso, un miedo constante a
nada en particular, a una sensación, a una idea.
Sueno
ridícula... Me leo y me siento ridícula... Pero no os imagináis lo
difícil que es a veces seguir como si nada con esta aura
persiguiéndome a donde vaya, detrás de mi, dentro de mi cabeza. Es
la mezcla de incertidumbre, de miedo, de ganas de seguir adelante, de
sentirme atrapada en todo esto. Es que soy como un pájaro y en
cuanto me siento un poco encerrada o agobiada necesito desaparecer de
todo, escapar, cambiar de aires, de compañía y hasta de mi propio
ser.
Supongo
que será como casi siempre, que así como viene se va, que así como
me atormenta un poco, luego decide abandonarme y dejarme libre para
que disfrute un poco más. También puede suceder que esta vez tenga
razón y algo se avecine... Solo espero que esta vez no me haga
desaparecer, aun quiero continuar aquí un poco más.
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