No
soporto que me toquen los pies, rara vez hago una excepción con
respecto a ello, siéntete afortunado si alguna vez deje de forma
voluntaria que me tocaras los pies. No se expresarme correctamente
con la voz, creo que aquella persona que es capaz de contar cosas y
decir lo que siente con las palabras adecuadas y a la persona
adecuada es privilegiada, porque no todos sabemos como hacerlo y a
veces es frustrante. A veces creo que ni siquiera sé como expresarme
en papel, que mi caos no se puede plasmar así como así y que hacen
falta un par de expertos para descifrar el jeroglífico que
represento.
Prefiero
un lápiz a un bolígrafo o un rotulador. Adoro tener que afilar un
lápiz y el olor que te deja en la mano la madera, la facilidad para
eliminar cualquier cosa mal escrita o aquello que te arrepientes de
haber escrito con el simple hecho de frotar una goma es magnífico,
siempre es mejor poder borrar que tener que tachar o cubrir con tinta
blanca para disimular el error.
No
sé reaccionar ante mí misma. Me despisto con mis cambios y
evoluciones y me siento ridícula sintiendo cosas o pensando cosas.
No tengo claro como debo actuar conmigo misma, nunca he tenido claro
como responder ante mis propios actos, pensamientos o sentimientos.
Muchas veces soy un enigma hasta para mí. Es como cuando te
preguntan qué piensas o qué quieres decir y no sabes exactamente
que responder, se te agolpan las palabras en la boca y al final solo
sueltas un “nada” como respuesta, como si esa nada englobara todo
tu ser, como si esa palabra tan corta y tan desmesurada a la vez,
fuera capaz de representarte en todo tu ser, cuando en realidad sabes
que no es así, que esa palabra no puede ser tú, porque tú no eres
“nada”, porque en tu cabeza hay demasiadas cosas como para poder
ser descritas con un “nada”. Y sin embargo respondes “nada”.
No
estoy segura del todo de que eso realmente le pase a alguien además
de a mí. Es más, es que no tiene nada que ver una cosa con la otra,
pero mi cabeza, por alguna razón, lo ha relacionado. A eso me
refiero, a que soy del tipo de personas que relacionan dos hechos
completamente aislados y los unen en un solo párrafo creyendo que
esa unión tiene todo el sentido del mundo, porque realmente creo que
tiene sentido, pero aun no sé por qué, ni a que nivel tiene sentido
que haya unido ambas cosas.
Si
me preguntas qué quiero comer, el 98% de las veces responderé que
quiero pasta. Me da igual el tipo, me da igual la salsa o el
acompañamiento, pero siempre que se me pregunte me apetecerá pasta,
rara vez pido otra cosa. Viviría a base pasta, con todo tipo de
salsas y siempre mucho queso acompañando. Porque esa es la otra, he
desarrollado una adicción muy rara al queso. Si se le puede poner
queso, me lo como... Aunque seguramente me coma el queso y deje el
resto. Supongo que para compensar que no como jamón, pues como el
doble de queso.
Bailo
con todo tipo de música y en cualquier parte, me cuesta mucho
quedarme quieta cuando escucho algo de música, pero me da mucha
vergüenza que me vean bailar y moverme, solo lo hago si alguien me
acompaña o si estoy rodeada de gente y paso desapercibida.
Me
enamoran los músicos solo por ser músicos, creo que es porque no
tengo habilidad para la música, mi oído es mediocre y el hablar de
mi coordinación se lo dejo a mis numerosas caídas y a mis tropiezos
con mis propios pies. Uno siempre se fija en aquello que los demás
hacen y uno no sabe hacer o en aquello que otros tienen y uno no. Nos
sentimos atraídos o repudiados por ello, dependiendo del nivel de
envidia que nos provoque. En mi caso suelo sentirme atraída por esas
cosas. Me gustan las personas altas, los músicos, aquellas personas
que dibujan bien, las mujeres con bonitas formas y muchas curvas, las
mujeres con voz suave y los hombres con voz grave... Aquello de lo
que carezco es lo que más atractivo me resulta normalmente.
Tengo
una debilidad por los niños pequeños que nunca reconoceré en voz
alta y que se suele acabar en cuanto tengo que pasar mucho tiempo con
alguno. Mi paciencia es limitada y cuando los niños no quieren
escuchar, gritan o lloran mucho me dan ganas de enseñar por mis
métodos más violentos. Por suerte no estoy con niños habitualmente
y aun puedo disimular todo esto viéndolos de lejos y diciendo
“aaaaawwwww... que lindos!”
Tengo
mis manías y mis cosas raras, como todo el mundo. Y como todo el
mundo, creo que las mías son especiales y excepcionales aunque no lo
sean.
Nota: No he revisado el texto antes de publicarlo. Lamento las posibles erratas, pero tengo demasiado sueño. Gracias ;)
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