Hace una semana, más o menos, en mi clase de Comunicación interpersonal, el profesor nos dio un artículo a cada uno con intención de que hagamos una ponencia el miércoles de esta semana. Acabo de terminar de preparar todo lo que tengo intención de decir en clase y me ha parecido buena idea publicarlo aquí, haciendo un inciso en este curso del diario de viaje de Oporto, que espero que os esté gustando. Dejo a continuación el enlace al artículo para que podáis leer aquello que tanto me gustó leer a mí y al final os dejaré un enlace a un vídeo de la conferencia a la que se hace mención en el artículo. Espero sinceramente que os sea de tanta ayuda como me fue a mí no solo escribir la ponencia, sino también leer el texto y ver la charla.
Ponencia:
El
artículo que he leído para esta ponencia habla del hecho de llegar
a cumplir nuestros sueños. Pero antes de comentar mi postura frente
a esta idea, creo que es importante que aclare qué es lo que
entiendo yo por “tener un sueño”. Obviamente no me refiero a las
imágenes que mi cerebro genera cuando duermo, aunque en alguna
ocasión coincida, más bien creo que los sueños son las metas que
nos planteamos a lo largo de nuestra vida y aquello a lo que
aspiramos. Al menos esa es la definición que le doy yo al concepto
en cuestión ahora que soy una joven adulta.
A
lo largo de nuestra vida van surgiendo diferentes sueños a los que
aspiramos, todos condicionados por nuestro estilo de vida y
personalidad. Es cierto que, tal y como narra el artículo al
comienzo, llegados a cierta etapa de nuestras vidas los sueños y
nuestra forma de concebirlos cambia. La madurez parece llegarnos
siempre acompañada de un sopapo de realidad que acaba por
convertirse en pesimismo y negatividad. Quizá porque es más
sencillo ver el lado negativo de las cosas, quejarse y dejarse estar
que luchar por ser más positivo y activo a lo largo de nuestra vida;
o quizá porque culturalmente estamos predispuestos a dar por hecho
que la vida tiene como misión darnos una patada en la cara cada vez
que nos levantamos; no lo sé. Pero la realidad es que a medida que
crecemos nuestras metas o sueños se disipan y la mayoría acaban en
el cajón de imposibles o inalcanzables.
No
sé cuantos de vosotros tendréis un cajón desastre lleno de cosas
que pudieron ser y no fueron, o de cosas que nos gustaría que fueran
pero no nos esforzamos en llegar a ellas. Yo tengo uno, tengo mi
metafórico cajón desastre lleno de todas las veces que caí, que no
conseguí lo que esperaba o que me impedí a mí misma alcanzar. El
artículo que leí se mostraba como una “invitación a rescatar los
sueños que dejamos atrás”. Y conmigo al menos, lo ha conseguido.
Leer
sobre Lou Holtz o Randy Pausch, que ante un futuro negro y desolador
en lugar de rendirse se decidieron por plantar cara y hacer frente a
los problemas, cada uno a su manera, pero ambos cumpliendo sus sueños
y dando ejemplo de vida a aquellos que los rodeaba, es completamente
inspirador. Randy Pausch es conocido por una conferencia que dio
cuando se le diagnosticó cáncer de páncreas y no se podía hacer
nada más que esperar el final. En su conferencia no solo hablaba de
como consiguió a lo largo de su vida cumplir aquello que se propuso,
sino también de un estilo de vida, de una fe absoluta en las propias
capacidades y de una visión positiva de la vida que nos rodea,
porque todo tiene su lado bueno. Lou Holtz, por su parte, en un
momento de su vida en que se veía completamente desolado por los
problemas económicos que tenía decidió escribir una lista de todos
los deseos que tenía y que alguna vez tuvo, llegó a escribir ciento
siete sueños y cumplió gran parte de ellos.
Leo
el artículo una y otra vez y no dejo de pensar que yo necesito hacer
eso mismo. Randy me da una lección de vida y Lou una lección de
perseverancia. No se trata de saber de ellos, emocionarte por sus
historias y pasar a otra cosa, se trata de tomar conciencia de la
realidad que se plantearon en un momento, que plantearon al mundo y
que yo os planteo a vosotros ahora. Se trata de ser conscientes de
que lo que deseábamos de niños quizá no era tan descabellado como
ahora creemos que es. Se trata de dejar de pensar en los problemas
que puede acarrear o en el miedo que puede dar e intentarlo sin más.
Como popularmente se dice, “el que no arriesga no gana”.
Bueno,
yo me he emocionado con la conferencia de Randy y he empezado mi
lista de sueños, que está justo al lado de la lista de lugares a
los que viajaré algún día. Y os recomiendo que hagáis lo mismo.
Pensad en aquello que siempre habéis querido hacer, en eso que
lleváis pensando varios días que os gustaría que pasase, en las
ganas que tenéis de llegar a conseguir todo ello y no os quedéis
esperando a que pase, vivid de manera que podáis provocar que se
cumpla todo lo que deseáis.
Que
no os dé miedo fallar, todos fracasaremos mil veces antes de
conseguirlo; que no os preocupe la opinión que puedan causar
vuestros actos; y, sobre todo, no creáis que lo que deseáis esta
lejos de vuestro alcance. Yo soy todo lo capaz, fuerte y decidida que
quiero ser, y nadie puede impedirme que algún día llegue a cumplir
cada uno de los puntos de mi lista. Creo que somos nuestros propios
muros, que si no conseguimos algo es porque habitualmente nos
boicoteamos a nosotros mismos. Propongo que dejemos de ser nuestros
peores enemigos y que nos replanteemos nuestras metas, todas ellas,
hasta las más descabelladas; que hagamos algo por hacerlas realidad
porque nadie lo hará por nosotros y ya es hora de que seamos un
motor activo en nuestras propias vidas.
Vídeo de la conferencia:
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