domingo, 2 de enero de 2011

La espera

En suspensión. Así es como te sientes cuando la espera se hace eterna.

El tiempo no pasa, los minutos se hacen horas y a tu alrededor las imágenes se difuminan. Los mareos, el nerviosismo, las ansias por una respuesta que no llega. El deseo de conocer cual será la resolución de un juicio que aun esta en proceso. Son solo un par de minutos como mucho, pero la pregunta ya ha sido formulada y la respuesta parece estar encerrada sin querer salir. Tras pronunciar la última palabra de tu cuestión los sentidos se te agudizan, centras la vista en el receptor, oyes todo con mayor detalle, puedes sentir el aire que te rodea aun sin necesidad de viento, eres consciente de tus manos, tus piernas, tus gestos, tu realidad personal, tu respiración. Todo parece tranquilo y sosegado, callado. Porque aunque el ruido de tu alrededor sea el de una estampida en medio de la ciudad, solo serás capaz de oír los latidos de tu propio corazón, impaciente por esa respuesta, aun no pronunciada.

Cuando llega por fin esa respuesta esperada, poco tiempo después de haber hecho pública la pregunta, sea cual sea la respuesta una paz interior te llenará el pecho. Porque la espera ha sido tan agobiante y terriblemente cruel, que cualquier respuesta valdría para sosegar tu cuerpo. Las pulsaciones vuelven a ser normales, los músculos de la cara se relajan y las emociones aumentan, porque en todo tu nerviosismo has encerrado cualquier emoción y la has apretado hasta concentrarla y hacerla mas fuerte. Dejas de temblar y a tu alrededor todo se mueve mas deprisa que nunca, los ruidos se hacen ensordecedores y sientes que tu cabeza se ha llenado de colibrís llenos de adrenalina. La espera ha acabado y aunque la respuesta no sea la esperada, aunque sea la peor respuesta que jamás pudieron darte, una parte de ti se ha quedado en un profundo mar de tranquilidad, y entonces sentirás el cansancio que ha producido la tensión de tus músculos y solo querrás descansar tu cuerpo y tu mente junto a esa respuesta que por fin ha llegado a tus oídos.

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